domingo, 11 de marzo de 2012

Reprensión a la Iglesia. Hna. Ada

REPRENSIONES A LA IGLESIA BELLAMENTE ATAVIADA POR FUERA
Ignorando que todo tiene su tiempo.
Este tema se refiere a las ataduras de muchas personas que actúan para ser vistas y recompensadas por los ojos y los comentarios de hombres y mujeres del mundo, ignorando que esto no agrada a Dios.
“No desprecies, hijo mío, la corrección de Dios y no tomes a mal sus reproches, porque Dios reprende a los que ama, como un padre al hijo amado” Proverbios 3:11-12.
“Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto” Proverbios 27:5.

En la visión que Dios me mostró recientemente para que inspirándome en lo que ví, el Espíritu me guiara a escribir  a todos los lectores; esta vez el Señor llama la atención para que corrijamos actitudes tales como estas:

1.- EVITAR SER DEPENDIENTES de ataduras o de conceptos que a nuestro parecer nos brindan distinción y fortaleza.
2.- EVITAR SER DEPENDIENTES de cosas que nos hacen sentir orgullosos, importantes, destacados y que de esta manera podamos SER VISTOS Y AGRADAR A HOMBRES Y MUJERES, para ser tomados en cuenta.
3.- NO DEPENDAS DE NINGUNA COSA DEL MUNDO. ¡Depende totalmente de Dios!.

Amados hermanos,
Está escrito: Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” Salmos 37:25.
Observen que claramente Dios nos promete que aunque hayamos envejecido, no seremos desamparados ni nosotros ni nuestra descendencia. Una cosa nos pide y es que seamos justos.
La única preocupación que todos debemos ejercitar es el estar atentos, celosos y velando en tener de manera muy clara a Jesucristo en nuestras vidas siendo él quien nos enseña a andar en justicia. Nuevamente les repito a todos, que el que no tiene a Jesucristo en su vida, no está salvo aún.
Claramente debemos entender, que no es necesario que nos esforcemos para ser vistos, para ser aceptados por el mundo, sino que todas aquellas cosas del mundo de nada sirven, si tienes una vida vacía por causa de no tener lo que todo ser humano debe tener: “A Jesús en sus vidas”.
Personalmente, recuerdo que años atrás cuando yo estaba pisando los 50 años de edad y aún no tenía idea de quién era verdaderamente Cristo, leía revistas y en éstas encontraba muchas novedades que habían en el acontecer del mundo, porque la moda era que estaba al día el operarnos las piernas, la nariz, las caderas, la barriga, las manos arrugadas, los pechos, las várices, cirugías plásticas para el rostro y hacia cualquier parte del cuerpo, y todo lo que presentaba signos de envejecimiento o considerábamos que no seríamos aceptados por la sociedad, y habiendo suficiente demanda de estas necesidades del mero mundo, era obvio que día a día nuevas especialidades de cirugías plásticas irían apareciendo y siguen en ascenso. No es mala idea arreglarnos cualquier detalle para parecerle lindas a nuestros esposos, pero ser esclavo de las cirugías no es de Dios.
Veía yo también a otro tipo de mujeres que iban más allá dentro de la moda: Se compraban ropas de jovencitas para verse jóvenes.
¿Y saben por qué? Porque la persona que no está llena del Espíritu Santo, está repleta de cosas del mundo, el cual cada vez le brindará más y novedosas técnicas para consumo de toda cosa que aparece en el mercado,  y mientras más empleen cosas de este mundo carnal, más necesidades irán surgiendo de estar ATADOS, SINTIÉNDONOS VACÍOS E INFELICES, siendo que el psiquiatra tampoco  puede sanar  estas enfermedades espirituales con antidepresivos, porque las cosas espirituales se tratan espiritualmente con Jesucristo y lo carnal no puede convivir con lo espiritual porque son contrarios.
Respecto de nuestra edad, muchas veces nos cuesta aceptar lo que Dios nos dice y es que “todo tiene su tiempo”. Simplemente imposible es que no envejezcamos.

Hallazgo del dinero para hacerse estas cirugías, ignorando que todo tiene su tiempo: La gente común hace de todo. Hacen préstamos en la banca; los empleados retiran sus prestaciones sociales; venden algunos activos, se montan en unos planes de ahorros que casi ni se alimentan. Se endeudan, comprometiendo el presupuesto familiar, y todo por estar BONITOS POR FUERA, son vestiduras externas que a Dios no le interesan. Dios jamás mira el cuerpo sino que la lámpara que está dentro de nosotros sea verdaderamente una luz.
Y cuando están reuniendo el dinero para hacerse la cirugía, si se enteran que en su familia hay una necesidad apremiante como por ejemplo el estado de salud de algún ser querido o cualquier otra emergencia, jamás pasa por sus mentes fallar el dinero para la cirugía plástica, esa que sirve para verse mejor y ser aceptados por el mundo.
Hermano, no te afanes tanto por las huellas normales que el tiempo nos deja ¡ocúpate de tu conversión, de tu vestidura interna!.
Jesús  te acepta y te ama y es fiel en su amor  hacia nosotros aunque estemos viejos, con defectos físicos y con cualquier mutilación en el cuerpo.
Bien claro dice la palabra de Dios que mejor es llegar al cielo visco sin un ojo, o con algún miembro mutilado habiéndose ocupado correctamente de su salvación, que entrar con cuerpo ENTERO, bello, operado y retocado con toda clase de cirugías estéticas y con toda esa vanidosa inversión a cuestas del cuerpo, y desdichadamente SER ECHADO AL FUEGO ETERNO, que es el infierno mismo, por haber permitido que TU CUERPO fuera la única cosa en el cual pusiste tu amor y tu esfuerzo,  tu único dios, tu único respaldo.
Esto nos dice la palabra de Dios:  “Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida (eterna) cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Mateo 18:8

LAS MARCAS: HAY OTROS que no visten ropas sino de marcas, siendo también esclavos o atados del qué dirán. Ellos no saben que Dios nos ama no por la vestimenta externa ni por el número de cirugías que nos hagamos en el cuerpo, sino que nos ama así de simples y sencillos como somos. El ve nuestro buen corazón. Dios nos hizo a su imagen y semejanza ¿Tendrá Dios en el cielo túnicas, sandalias o corona de marcas? ¡No! No las tiene, a pesar de ser el dueño de los cielos y la tierra y de todo el oro que hay en ellos.

Esto dice la palabra de Dios: Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos”. Mateo 23:5.
Esos hombres y mujeres se embellecen por fuera, van frente a los espejos materiales para asegurarse de manejar cuidadosamente sus arreglos físicos por fuera, para ser vistos, olvidando la verdadera vestidura blanca,  el color de sus almas, color de que debe estar vestida de manera impecable toda persona que se considere hija de Dios, porque cuanto haya aceptado a Jesucristo en su vida.
Amados hermanos:
“Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Romanos 13:14
Cómo agradar a Dios
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. Gálatas 1:10.
Amado hermano, recuerda: Agradar a Dios tiene recompensa, te hace siervo de Cristo; en cambio, vivir una vida para agradar al qué dirán, a hombres y mujeres del mundo, te hace llevar una vida vacía, con ataduras, con inconformidad y de paso corres el riesgo de perder tu salvación. ¡Evita esto! Amado. Busca a Jesús, aquel que pagó por ti y por mí en la Cruz, por causa de nuestros pecados, para darnos vida eterna.

Dios les guarde a todos, amados hermanos.

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