viernes, 14 de febrero de 2014

Hombre decide vender restaurante para ayudar a su empleada con tumor cerebral

Hombre decide vender restaurante para ayudar a su empleada con tumor cerebral
domingo, 19 de enero de 2014

Este es el verdadero amor que Dios ha puesto en sus verdaderos hijos:: (1 Juan 4:20) Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quién ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quién no ha visto?

Texas, EEUU.- El dueño de un restaurante ha decidido vender su negocio para ayudar a una de sus empleadas que tiene un tumor cerebral. El dinero de la venta del negocio servirá para pagar los gastos de la delicada operación quirúrgica que su empleada tendrá que afrontar, publica el sitio Independent.

Brittany Mathis, de 19 años de edad, trabaja como mesera en el restaurante, hace algunos días en un chequeo médico de rutina, le detectaron un tumor en el cerebro del tamaño de una pelota de ping-pong, pero lamentablemente la chica no tienen seguro médico que le ayude a cubrir los gastos del tratamiento.

Al no estar inscrita en el nuevo programa médico “Affordable Healthcare” (Atención Médica Asequible), que evita que las compañías de seguros den de baja a los pacientes cuando enferman, Brittany tiene que correr con todos los gastos que implica el tratamiento, actualmente las cuentas por pagar de la familia Mathis siguen aumentando, impidiendo que la mujer pueda realizarse un examen que le permita saber si su tumor es benigno o maligno.

El dueño del restaurante de la cadena Kaiserhof, Michael De Beyer, al enterarse de la situación difícil de la joven, se comprometió de vender su negocio si fuese necesario para poder ayudar a su empleada.

"Yo no soy capaz de sentarme y dejar que suceda una tragedia”, explica De Beyer. "No podría vivir conmigo mismo y nunca sería feliz ganando dinero en mi restaurante sabiendo que ella necesita ayuda", añadió.

La madre de Brittany, Barbara Mathis, quien también trabaja en el restaurante junto a la hija mayor, Kay, dijo que la decisión de su jefe era una bendición de Dios para toda la familia, "Nunca pensé que alguien pudiera hacer eso y lo hizo y eso me hace sentir muy bien", afirmó.

Su esposo, John Mathis, murió de un aneurisma cerebral causado por un tumor en el año 2000, con solo 33 años de edad, así que la mujer teme que su hija pueda seguir los pasos de su esposo

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