lunes, 14 de mayo de 2012

Israel se prepara

Pronto dejarán de ser rumores de guerra. IRÁN=PERSIA=ELAM, EL ASIRIO=El Presidente Iraní participan en LAS GUERRAS DEL FIN. Su juicio DIVINO con destrucción no tardará tan pronto ataquen a Israel. ¡JESÚS VIENE MUY PRONTO! Iglesia de Cristo: ¡Despierta tú que duermes!. El Arrebatamiento se acerca, es tiempo de prepararnos en SANTIDAD y EVANGELIZANDO, sin la cual NADIE lo verá. Mateo 10:33, 24:6, Hebreos 12:14, 1 Pedro 1:16, Jeremías 49:24-39, Salmo 83, Ezequiel 38, 39.

Mientras virtualmente todos los medios de información internacionales se concentraban en las elecciones francesas y griegas que han hecho todavía más sombrías las perspectivas ante el euro o, para variar, en la decisión del presidente norteamericano Barack Obama de afirmarse a favor de los matrimonios gays, en Israel sucedió algo que en otras circunstancias hubiera monopolizado la atención mundial. Para sorpresa incluso de los familiarizados con el laberíntico escenario político israelí, el primer ministro Benjamin Netanyahu acaba de formar un gobierno de unidad nacional con la participación de Kadima, el partido opositor más importante, sin tener ninguna necesidad aparente de hacerlo, ya que de acuerdo común era el favorito para triunfar en las elecciones que se suponía tendrían lugar en septiembre próximo. La razón por la que Netanyahu optó por ampliar la coalición gobernante, que disfruta de una mayoría abrumadora en el tradicionalmente faccioso parlamento de su país, es evidente. Entiende que ha llegado la hora de que los israelíes cierren filas para enfrentar un peligro existencial. Cree que Irán, un país dominado por clérigos islamistas que nunca han ocultado su deseo de borrar "el ente sionista" de la faz de la Tierra, está por dotarse de un arsenal nuclear y teme que, de conseguirlo, lo usaría para concretar sus amenazas truculentas sin preocuparse en absoluto por el destino de los árabes palestinos que estarían entre los muertos. Por lo demás, tanto Netanyahu como muchos otros dirigentes israelíes desconfían de las promesas de apoyo que día a día reciben de Obama y de los líderes europeos; han aprendido de la historia que, en última instancia, los judíos tendrán que defenderse solos porque es suicida depender de la buena voluntad ajena.
Para los israelíes, y también para todos los demás, los meses venideros estarán llenos de riesgos. Parecería que en Washington y otras capitales occidentales se ha consolidado el consenso de que, aun cuando el programa nuclear de Irán culmine con el estallido de una bomba nuclear, sólo se trataría de un artefacto relativamente primitivo, de suerte que sería mejor minimizar su significado y seguir apostando por que las sanciones económicas terminen desacreditando al régimen teocrático hasta tal punto que sea vulnerable a una rebelión popular. Quienes apuestan por la convivencia pacífica con un Irán nuclear insisten en que, a pesar de su retórica furibunda, los ayatolás iraníes son personas racionales y que por lo tanto nunca se les ocurriría correr el riesgo que les supondría un contraataque israelí que, con toda seguridad, sería devastador. Es posible que Obama y los europeos estén en lo cierto pero, por estar en juego su propia supervivencia, Netanyahu y sus colaboradores no parecen dispuestos a dar a sus enemigos el beneficio de la duda. Asimismo, entienden que, a menos que las sanciones económicas se vean respaldadas por una amenaza militar convincente, no tendrían posibilidad alguna de obligar a los iraníes a modificar su postura por ser cuestión no de políticos convencionales sino de fanáticos religiosos que, para más señas, ya se han mostrado capaces de enviar a la muerte a sus propios niños como hicieron en la guerra atroz que libraron contra el Irak del dictador Saddam Hussein.
Los israelíes no son los únicos que tienen motivos de sobra para no querer que el régimen chiíta de Irán se dote de un arsenal nuclear. Igualmente alarmados por dicha eventualidad están los líderes de Arabia Saudita, los emiratos del Golfo Pérsico, Turquía y muchos militares egipcios. Así, pues, a menos que muy pronto surtan efecto las presiones internacionales contra Irán, el crónicamente convulsionado Oriente Medio podría precipitarse en cualquier momento a una guerra generalizada de desenlace imprevisible en la que participarían no sólo israelíes e iraníes sino también otros habitantes de la región. Y aunque se conservara una paz precaria, se desataría una carrera atómica armamentista que agravaría todavía más la situación de países como Egipto que, debido en gran medida a la inestabilidad interna provocada por "la primavera árabe" –y por el aumento de los precios internacionales de los alimentos que tanto nos ha beneficiado–, ya están al borde de la bancarrota

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios