jueves, 17 de mayo de 2012

Rusia se prepara para un ataque militar de EEUU contra Irán

Rusia ha emprendido intensos preparativos durante los últimos meses para un posible ataque militar de Israel y los Estados Unidos contra Irán. Según informes recientes, el Estado Mayor ruso espera una guerra contra Irán este verano, con enormes repercusiones no sólo en Oriente Próximo, sino también en el Cáucaso. Se han actualizado técnicamente las tropas rusas en el Cáucaso, y una división de misiles situada en el mar Caspio se ha puesto a punto. Los misiles de crucero de la flotilla del mar Caspio están ahora situados en la costa de Daguestán.

La única base militar rusa en el Cáucaso Sur, instalada en Armenia, está también en alerta contra una intervención militar. El otoño pasado, Rusia envió su portaaviones Kuznetsov al puerto sirio de Tartus tras la escalada del conflicto en Siria. Los expertos creen que Rusia apoyaría a Teherán en caso de guerra, al menos en el plano militar y técnico.

En un comentario de abril, el General Leonid Ivashov, Presidente de la Academia de Ciencias geopolíticas, escribía que “una guerra contra Irán sería una guerra contra Rusia” y abogaba por una “alianza político-diplomática” con China e India. Se realizaron operaciones en todo el Oriente Próximo a fin de desestabilizar la región y proceder contra China, Rusia y Europa.

La guerra contra Irán, escribió Ivashov, podría “llegar a nuestras fronteras, desestabilizar la situación en el Cáucaso Norte y debilitar nuestra posición en la región del Caspio”.

Entre las preocupaciones fundamentales de Moscú se encuentran las consecuencias para el Cáucaso meridional en el caso de una guerra contra Irán. Armenia es el único aliado del Kremlin en la región, y tiene estrechos vínculos económicos con Irán, mientras que las vecinas Georgia y Azerbaiyán mantienen vínculos militares y económicos con los Estados Unidos e Israel.

El Kremlin teme sobre todo que Azerbaiyán pueda participar en una alianza militar junto a Israel y los Estados Unidos contra Irán. Azerbaiyán limita con Irán, Rusia, Armenia y el mar Caspio y, desde mediados de la década de 1990, ha sido un importante aliado económico y militar de los Estados Unidos en el sur del Cáucaso, acogiendo varias bases militares estadounidenses.

Las relaciones entre Irán y Azerbaiyán ya están muy tensas. Teherán ha acusado repetidamente a Bakú de participar en atentados y actos de sabotaje, probablemente en colaboración con los agencias de espionaje israelí y estadounidense. En los últimos años, Azerbaiyán ha duplicado su gasto militar y, en febrero, firmó un contrato de armas con Israel por 1.600 millones de dólares que incluía el suministro de aviones teledirigidos y sistemas de defensa de misiles.

En una reciente entrevista con Rusia Komsomolskaya Pravda, el experto militar Mikhail Barabanov afirmaba que los conflictos en la región post-soviética podrían conducir a una intervención militar en Rusia. Cualquier intervención en la región por parte de Estados Unidos o de otra potencia de la OTAN podría traer consigo “el riesgo inevitable de la utilización de armas nucleares”. Rusia tiene el arsenal nuclear más grande del mundo tras Estados Unidos.

Debido a su importancia geoestratégica, Eurasia se ha convertido en el epicentro de las rivalidades económicas y políticas, y de los conflictos militares entre Estados Unidos y Rusia tras el colapso de la Unión Soviética. Azerbaiyán, Georgia y Armenia constituyen un puente entre los ricos recursos naturales de Asia Central y el mar Caspio por una parte, y Europa y el Mar Negro por la otra.

La importancia central de la región radica en que es zona de paso para suministros de energía a Europa desde Asia, bordeando Rusia. Mediante el apoyo a proyectos de gaseoductos alternativos, Washington ha intentado debilitar los vínculos rusos con Europa, dependiente en gran medida del gas y petróleo ruso.

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