Principios para experimentar una vida de oración eficaz
Le compartiré cuatro principios que si son llevados a la práctica nos ayudarán a experimentar una vida de oración más eficaz.
· Desear estar con Dios
La oración es un dialogo directo entre Dios y cada uno de sus hijos. De la manera como las relaciones humanas se preservan a través del diálogo, la oración es la respiración del cristiano, cuando usted y yo dejamos de estar en la presencia de Dios, nuestra vida espiritual muere. No es exagerado afirmar que la oración es el cordón umbilical entre Dios y nosotros.
Le compartiré cuatro principios que si son llevados a la práctica nos ayudarán a experimentar una vida de oración más eficaz.
· Desear estar con Dios
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” Salmo 42:1-2
El primer requisito para tener éxito en la oración es desear estar con Dios, la oración es comunión es decir compañerismo, yo oró no por obligación, no por miedo, no sólo por necesidad sino porque deseo conocerle, porque le amo, porque me hace falta porque quiero estar en contacto con El.
El ciervo busca las corrientes de agua por dos razones fundamentales:
- · Busca el agua para saciar su sed, este líquido le permite satisfacer una necesidad fundamental.
- · Cuando el ciervo entra a la corriente de las aguas las fieras que lo persiguen pierden su rastro y su olor, cuando usted y yo entramos al río de Dios en oración, el Señor nos protege del devorador.
Apreciado lector, inicie sus tiempos de oración deseoso de la compañía de Dios, de su amor, de escuchar su voz y el Espíritu Santo revolucionara su vida.
· Arrepentimiento (Isaías 6:5-7)
La oración es el vehículo principal para llegar a la presencia de Dios, es decir el objetivo fundamental de la oración es compartir tiempo con Dios. Esto es hermoso, pero implica limpieza, y estar dispuestos a morir día a día al pecado. El arrepentimiento no es una experiencia del ayer, es algo de todos los días, a cada instante debemos permitir que el Señor tome el carbón encendido, toque nuestra vida, quite nuestra culpa y limpie nuestro pecado, el arrepentimiento es uno de los factores fundamentales para recibir respuestas de Dios y ser usado por Él. Cuando estamos en continuo contacto con Dios, él tratara con nuestro pecado, no hay unción, ministerio, avivamiento o crecimiento sin un arrepentimiento genuino día a día.
· FE
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” Marcos 11:24
Entre más conocemos a Dios, más fácil será presentarle nuestras necesidades. Cuando usted y yo nos presentamos delante de Él, debemos tener la plena seguridad que nos escucha, que está interesado en cada uno de nosotros y que tiene el poder para suplir nuestras necesidades, nunca termine un tiempo de oración sin tener la seguridad en su corazón que la respuesta viene en camino. No salga de su presencia sin que Él implante la fe necesaria para ver su petición realizada, cuando usted y yo oramos con fervor, con fe y con expectación Dios puede obrar con toda libertad en nuestras vidas.
· Persistencia. (Lucas 18:1-8)
La clave del éxito es la persistencia, si deseamos tener éxito espiritual, ministerial, emocional y material, debemos ser constantes en hablar con Dios. Entre más tiempo hablas y compartes con una persona más te pareces a ella, a medida que profundizamos nuestra relación con Dios, Él nos va transformando de gloria en gloria.
Si le estas pidiendo al Señor algo en especial, te invito a que no desmayes, la fe más grande no es la de aquel que recibe respuestas milagrosas o instantáneas es la de aquel que las sabe esperar pase lo que pase. Dios nos escucha, nos ama pero en ocasiones se “demora” en responder porque desea antes que darnos una petición, formarnos, moldearnos, y enseñarnos a depender solo de Él.
La oración es la clave del crecimiento y el avivamiento, la oración mueve el brazo de Dios, gracias a la oración podemos ver milagros de todo tipo haciéndose realidad.
¿Queremos más de Dios? ¿Queremos bendición? ¿Queremos crecimiento?
Entonces debemos pasar más tiempo con él, renovar nuestra forma de orar y ser persistentes ante su altar.
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