En los postreros días dice Jehová haré temblar las economías de las naciones y el efecto “dominó” ¡ya empezó! Ninguna nación podrá resistir y soportar los efectos económicos con tragedias de desempleo y hambres. Hageo 2:6-9, Santiago 5:1-8 y Apocalipsis 6:5-8 MÉXICO, D.F. (apro).- Todas las crisis financieras han sido “la peor” en su momento. Pero la actual, la que sigue padeciendo el mundo –sin duda la más grave desde la segunda Guerra Mundial–, es singular: “es una crisis tamaño mamut, pues debido a la veloz interconexión de los mercados financieros, sus repercusiones son mucho más graves”.
Pero lo peor es que esta crisis no se está atendiendo de manera correcta, pues sólo se está “jugando a repartir pérdidas”.
Lo anterior fue expresado por Guillermo Ortiz Martínez, actual presidente del Consejo de Administración del Grupo Financiero Banorte.
Más allá de su empleo actual, Ortiz es un viejo conocido en el mundo de las finanzas internacionales por su desempeño como secretario de Hacienda en el gobierno de Ernesto Zedillo –y artífice indiscutible de la solución a la crisis financiera y económica del país en 1995, derivada del “error de diciembre” de 1994– y como primer gobernador del Banco de México autónomo, de 1997 a 2009, que lo llevó, entre muchos otros reconocimientos, a presidir el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza, el llamado “banco de bancos centrales”.
Con esa autoridad, Ortiz participó este sábado en el segundo y último día del seminario La agenda del G-20 bajo la presidencia mexicana, organizado por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, sus siglas en inglés) que se realizó en paralelo a la Primera Reunión de Ministros y Gobernadores de Bancos Centrales del G-20, en la Ciudad de México.
Y mientras en el Hotel Nikko se reunían prácticamente en secrecía los secretarios y subsecretarios de Hacienda con los gobernadores y subgobernadores de bancos centrales del G-20 y países invitados, en el contiguo Presidente Intercontinental, la crema y nata del mundo financiero privado –en el IIF participan sólo los hombres y mujeres del más alto nivel de los grupos financieros del mundo– discutía sobre la actual crisis, sus formas de resolverla, la necesidad de empujar reformas regulatorias, mejorar la cooperación internacional, la urgencia de restaurar el crecimiento económico mundial y, sobre todo, la imperiosa necesidad de crear empleos.
Es decir, mientras allá en el Nikko, en encuentros cerrados a los medios informativos, los hombres del sector público discutían, tomaban decisiones y afinaban la agenda del G-20 bajo la presidencia mexicana y los pormenores para la cumbre presidencial de ese foro que se llevará a cabo en junio próximo en Los Cabos, Baja California Sur, acá –en El Presidente– los financieros del sector privado exponían sus experiencias, opinaban sobre las respuestas a la crisis y emitían consejos, críticas y sugerencias.
En ese marco, Guillermo Ortiz puso la nota, discordante del optimismo de la mayoría.
No se anduvo por las ramas el exbanquero central mexicano: ni la crisis se está atajando correctamente, ni el G-20, secuestrado por los problemas de corto plazo, está ayudando a resolver el fondo de la crisis global.
Sin ambages: “El programa para enfrentar la crisis fiscal de los países de la zona euro, Grecia en particular, ni lo concibieron bien, ni lo diseñaron bien, ni lo instrumentaron bien”, dijo.
“Tengo esperanza en el programa, pero creo que no resuelven mucho las incertidumbres que en el mundo genera la situación en la zona. Se ha avanzado un poco mediante el Banco Central Europeo –que ha apoyado con cuantiosos recursos para que los países en problemas puedan pagar sus abrumadoras deudas– y con los apoyos para el rescate de Grecia.
“No voy a decir más, pero espero que haya un plan B después de esto, porque de verdad creo que es insuficiente, por ejemplo, para la fragilidad de Grecia, pues su problema de deuda es tan tremendo, que no es suficiente obligar a ese país a la austeridad fiscal”, dijo.
Explicó: “En general, hay necesidad de que los sectores públicos bajen su nivel de deuda, pero lo más urgente es que haya recuperación económica, sobre todo en los países desarrollados, particularmente en la eurozona.
“Yo considero que la prioridad de Europa debe ser, independientemente de la situación de Grecia, restaurar el crecimiento. Me parece que todo el enfoque de la austeridad fiscal ha afectado la relación entre los países europeos. Si no se tiene una política de coordinación, es bien difícil esperar poder tener una cooperación a nivel mundial.”
Más: “Para restaurar el crecimiento económico europeo hay que tener un sistema financiero más apto porque el actual ya no está funcionando. Si observamos las cifras recientes, hubo un paro en el crédito, tanto para las empresas como para las personas. Se necesita que el sistema financiero sea funcional para que el crecimiento sea estable”, remató.
Estrechamente interconectados los mercados financieros del mundo, “la crisis podría resolverse mejor y más rápidamente si se actuara con una visión de coordinación y mayor cooperación internacional”, expuso Ortiz Martínez, a quien escuchaban con suma atención y respeto un centenar de dirigentes financieros globales.
Entre ellos, los principales de Citigroup, BBVA, Scotiabank, Deutsche Bank, Credit Suisse, Itaú (Brasil), algunos ministros de Finanzas y titulares de bancos centrales, así como directivos bursátiles.
En el grupo, también José Ángel Gurría, relevo de Ortiz en la Secretaría de Hacienda, en la administración de Ernesto Zedillo, y actual secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE.
Dijo Ortiz: “Resolver esto –la crisisǂ sería mucho más fácil con una visión de cooperación. El G20 es precisamente –yo diría– lo ideal para desarrollar este enfoque cooperativo”.
Pero ese foro, “desafortunadamente” se ha desviado en sus objetivos, sugirió.
Explicó: “En la presidencia francesa del G-20, el año pasado, la prioridad de la agenda era la reforma del sistema monetario internacional, que era lo elemental acerca de las bases para enfrentar las realidades globales de la crisis… pero todo se sustituyó por los problemas de corto plazo, la urgencia de atender las debilidades de Europa.
Y, desanimado, agregó: “Supongo que estamos en peligro de que esto pueda seguir así –la agenda del G-20 bajo la presidencia de México– si el problema europeo no recibe una mejor solución.”
En las circunstancias actuales, insistió, es muy importante que se lleguen a acuerdos, a esquemas de coordinación de políticas. “Si no hay cooperación en la eurozona, como lo hemos estado observando en los dos últimos años es difícil imaginar que habrá cooperación internacional en todos los temas fundamentales que son, por ejemplo, el ajuste global, los flujos de capital, entre otros.”
Y el mensaje para los enclaustrados en el hotel de al lado:
“Yo creo que durante la presidencia de México, lo menos que se puede esperar es avanzar en clarificar los temas y hacer una agenda de acción que retome lo que trató de darse en Corea –la reunión del G-20 de 2010–, que es atender el tema central de los desbalances globales, y no circunscribirse en los temas de corto plazo”.
“Me parece que es vital que el mundo avance en el entendimiento de la cooperación, de la solución de las diferencias, por ejemplo, entre China y Estados Unidos. Esto debe ser parte de la agenda que debe avanzar durante la presidencia mexicana del G-20… aunque este es un tema que hemos discutido durante muchos años… Y yo me siento un poco escéptico.”, concluyó.
Minutos más tarde, Ortiz Martínez siguió en papel protagónico dentro del seminario organizado por el Instituto de Finanzas Internacionales. Durante la comida, le tocó entrevistar a Timothy Geithner, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, muy esperado por los asistentes, quien tuvo la deferencia de apartarse un momento de la cumbre ministerial que se desarrollaba en el otro hotel.
Muy diplomático, antes de responder las preguntas de Guillermo Ortiz –previa presentación y agradecimientos elogiosos del español Francisco González, presidente global del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), y del mexicano Manuel Medina Mora, director ejecutivo de Banca de Consumo Global de Citigroup–, Geithner expresó elogios para México.
“El desempeño económico de México ha sido satisfactorio durante muchos años. Definitivamente es un modelo a seguir para muchos países.”
Luego, en respuesta a Ortiz, dijo lo que los asistentes y el mundo esperaban: “En realidad Estados Unidos se ha ido fortaleciendo. Está mucho más fuerte de lo que muchos creen. Se han estado aplicando medidas para acelerar el crecimiento de la economía. Muchos de los indicadores se ven mejor ahora, como la inversión y el consumo, pero ciertamente hay otros que se ven débiles, como el de la construcción…”
Según el consenso de analistas, dijo Geithner, la economía estadunidense ha estado creciendo 2 o 3%.
Reconoció el funcionario que ha aumentado la pobreza en su país, y que sigue alta la tasa de desempleo. Pero “estamos trabajando fuertemente para superar la crisis, y alcanzar las reformas que nos den una economía más sana. Se tiene planeada mucha inversión en educación, tecnología, desarrollo… son reformas a futuro, de largo plazo, que lógicamente requerirán un alto consenso político…
“Desde luego, el déficit, la deuda pública, es el gran problema que enfrentamos, aunque sea mucho menos dramático que en otros muchos países desarrollados”, admitió.
También: “Nuestro país está muy dividido (políticamente) en este momento, en cuanto a la reforma fiscal a largo plazo, igual con la reforma de la salud pública. Son desafíos que no podemos dejar de lado definitivamente. Pero hay que darle perspectiva a esto. Los desafíos en EU son bastante claros. Por ejemplo, estamos creciendo por debajo de nuestro potencial. El efecto combinado de los recortes fiscales, las reducciones al gasto, es de un costo muy alto, pero son administrados, gestionados. Estamos en mejor posición como país”.
Por su parte, Guillermo Ortiz aprovechó la casaca de entrevistador para plantearle a Geithner sus muy personales dudas –que expuso durante su participación en el seminario– sobre la manera en que se está atacando la crisis. Preguntó:
–El año pasado había mucha esperanza en el G-20, durante la presidencia francesa, para avanzar en la reforma del sistema financiero internacional y otras reformas igual de importantes. Pero la agenda del G-20 fue abatida por los problemas de corto plazo, el problema tremendo de Grecia y los problemas de deuda soberana en la eurozona. ¿Qué tanto hemos avanzado en términos de restablecer el problema europeo bajo un marco adecuado? ¿Manejaremos bien el riesgo bajo la presidencia mexicana?, o nos vamos a desviar otra vez a problemas de corto plazo y seguiremos dejando de lado los grandes problemas que no hemos atendido. Qué opina.
Y para sorpresa de Ortiz, el estadunidense se expresó en términos contrarios a la opinión y las críticas que minutos antes había sostenido. Dijo el secretario del Tesoro:
–Europa está avanzando bastante en convencer al mundo de que no van a permitir un fracaso económico catastrófico. Ciertamente hay mucho que hacer todavía, pero si nos remontamos al verano pasado y todavía hasta principios de octubre de 2011, la situación era completamente diferente a como está ahora.
“Ahora nos queda claro que están avanzando, aunque lentamente, pero de manera muy cuidadosa. Los europeos han hecho un compromiso para impedir un fracaso económico catastrófico. Yo espero todavía más esfuerzo de ellos en concretar un plan mucho más confiable y comprometido. Si lo logran, el mundo estará en una mejor posición, con menos riesgos, para crecer económicamente.
“Cierto, es un problema de corto plazo, pero la crisis en Europa es vital. No atenderla tendría consecuencias muy profundas. Por eso merece toda nuestra atención, aunque sea de corto plazo”.
Pero sorprendió más Ortiz, a los asistentes, con su comentario a la respuesta de Geithner:
“Tiene usted toda la razón”, le dijo, cuando minutos antes –ausente el norteamericano– criticaba la insuficiencia de la respuesta a la crisis europea.
Pero lo peor es que esta crisis no se está atendiendo de manera correcta, pues sólo se está “jugando a repartir pérdidas”.
Lo anterior fue expresado por Guillermo Ortiz Martínez, actual presidente del Consejo de Administración del Grupo Financiero Banorte.
Más allá de su empleo actual, Ortiz es un viejo conocido en el mundo de las finanzas internacionales por su desempeño como secretario de Hacienda en el gobierno de Ernesto Zedillo –y artífice indiscutible de la solución a la crisis financiera y económica del país en 1995, derivada del “error de diciembre” de 1994– y como primer gobernador del Banco de México autónomo, de 1997 a 2009, que lo llevó, entre muchos otros reconocimientos, a presidir el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza, el llamado “banco de bancos centrales”.
Con esa autoridad, Ortiz participó este sábado en el segundo y último día del seminario La agenda del G-20 bajo la presidencia mexicana, organizado por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, sus siglas en inglés) que se realizó en paralelo a la Primera Reunión de Ministros y Gobernadores de Bancos Centrales del G-20, en la Ciudad de México.
Y mientras en el Hotel Nikko se reunían prácticamente en secrecía los secretarios y subsecretarios de Hacienda con los gobernadores y subgobernadores de bancos centrales del G-20 y países invitados, en el contiguo Presidente Intercontinental, la crema y nata del mundo financiero privado –en el IIF participan sólo los hombres y mujeres del más alto nivel de los grupos financieros del mundo– discutía sobre la actual crisis, sus formas de resolverla, la necesidad de empujar reformas regulatorias, mejorar la cooperación internacional, la urgencia de restaurar el crecimiento económico mundial y, sobre todo, la imperiosa necesidad de crear empleos.
Es decir, mientras allá en el Nikko, en encuentros cerrados a los medios informativos, los hombres del sector público discutían, tomaban decisiones y afinaban la agenda del G-20 bajo la presidencia mexicana y los pormenores para la cumbre presidencial de ese foro que se llevará a cabo en junio próximo en Los Cabos, Baja California Sur, acá –en El Presidente– los financieros del sector privado exponían sus experiencias, opinaban sobre las respuestas a la crisis y emitían consejos, críticas y sugerencias.
En ese marco, Guillermo Ortiz puso la nota, discordante del optimismo de la mayoría.
No se anduvo por las ramas el exbanquero central mexicano: ni la crisis se está atajando correctamente, ni el G-20, secuestrado por los problemas de corto plazo, está ayudando a resolver el fondo de la crisis global.
Sin ambages: “El programa para enfrentar la crisis fiscal de los países de la zona euro, Grecia en particular, ni lo concibieron bien, ni lo diseñaron bien, ni lo instrumentaron bien”, dijo.
“Tengo esperanza en el programa, pero creo que no resuelven mucho las incertidumbres que en el mundo genera la situación en la zona. Se ha avanzado un poco mediante el Banco Central Europeo –que ha apoyado con cuantiosos recursos para que los países en problemas puedan pagar sus abrumadoras deudas– y con los apoyos para el rescate de Grecia.
“No voy a decir más, pero espero que haya un plan B después de esto, porque de verdad creo que es insuficiente, por ejemplo, para la fragilidad de Grecia, pues su problema de deuda es tan tremendo, que no es suficiente obligar a ese país a la austeridad fiscal”, dijo.
Explicó: “En general, hay necesidad de que los sectores públicos bajen su nivel de deuda, pero lo más urgente es que haya recuperación económica, sobre todo en los países desarrollados, particularmente en la eurozona.
“Yo considero que la prioridad de Europa debe ser, independientemente de la situación de Grecia, restaurar el crecimiento. Me parece que todo el enfoque de la austeridad fiscal ha afectado la relación entre los países europeos. Si no se tiene una política de coordinación, es bien difícil esperar poder tener una cooperación a nivel mundial.”
Más: “Para restaurar el crecimiento económico europeo hay que tener un sistema financiero más apto porque el actual ya no está funcionando. Si observamos las cifras recientes, hubo un paro en el crédito, tanto para las empresas como para las personas. Se necesita que el sistema financiero sea funcional para que el crecimiento sea estable”, remató.
Estrechamente interconectados los mercados financieros del mundo, “la crisis podría resolverse mejor y más rápidamente si se actuara con una visión de coordinación y mayor cooperación internacional”, expuso Ortiz Martínez, a quien escuchaban con suma atención y respeto un centenar de dirigentes financieros globales.
Entre ellos, los principales de Citigroup, BBVA, Scotiabank, Deutsche Bank, Credit Suisse, Itaú (Brasil), algunos ministros de Finanzas y titulares de bancos centrales, así como directivos bursátiles.
En el grupo, también José Ángel Gurría, relevo de Ortiz en la Secretaría de Hacienda, en la administración de Ernesto Zedillo, y actual secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE.
Dijo Ortiz: “Resolver esto –la crisisǂ sería mucho más fácil con una visión de cooperación. El G20 es precisamente –yo diría– lo ideal para desarrollar este enfoque cooperativo”.
Pero ese foro, “desafortunadamente” se ha desviado en sus objetivos, sugirió.
Explicó: “En la presidencia francesa del G-20, el año pasado, la prioridad de la agenda era la reforma del sistema monetario internacional, que era lo elemental acerca de las bases para enfrentar las realidades globales de la crisis… pero todo se sustituyó por los problemas de corto plazo, la urgencia de atender las debilidades de Europa.
Y, desanimado, agregó: “Supongo que estamos en peligro de que esto pueda seguir así –la agenda del G-20 bajo la presidencia de México– si el problema europeo no recibe una mejor solución.”
En las circunstancias actuales, insistió, es muy importante que se lleguen a acuerdos, a esquemas de coordinación de políticas. “Si no hay cooperación en la eurozona, como lo hemos estado observando en los dos últimos años es difícil imaginar que habrá cooperación internacional en todos los temas fundamentales que son, por ejemplo, el ajuste global, los flujos de capital, entre otros.”
Y el mensaje para los enclaustrados en el hotel de al lado:
“Yo creo que durante la presidencia de México, lo menos que se puede esperar es avanzar en clarificar los temas y hacer una agenda de acción que retome lo que trató de darse en Corea –la reunión del G-20 de 2010–, que es atender el tema central de los desbalances globales, y no circunscribirse en los temas de corto plazo”.
“Me parece que es vital que el mundo avance en el entendimiento de la cooperación, de la solución de las diferencias, por ejemplo, entre China y Estados Unidos. Esto debe ser parte de la agenda que debe avanzar durante la presidencia mexicana del G-20… aunque este es un tema que hemos discutido durante muchos años… Y yo me siento un poco escéptico.”, concluyó.
Minutos más tarde, Ortiz Martínez siguió en papel protagónico dentro del seminario organizado por el Instituto de Finanzas Internacionales. Durante la comida, le tocó entrevistar a Timothy Geithner, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, muy esperado por los asistentes, quien tuvo la deferencia de apartarse un momento de la cumbre ministerial que se desarrollaba en el otro hotel.
Muy diplomático, antes de responder las preguntas de Guillermo Ortiz –previa presentación y agradecimientos elogiosos del español Francisco González, presidente global del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), y del mexicano Manuel Medina Mora, director ejecutivo de Banca de Consumo Global de Citigroup–, Geithner expresó elogios para México.
“El desempeño económico de México ha sido satisfactorio durante muchos años. Definitivamente es un modelo a seguir para muchos países.”
Luego, en respuesta a Ortiz, dijo lo que los asistentes y el mundo esperaban: “En realidad Estados Unidos se ha ido fortaleciendo. Está mucho más fuerte de lo que muchos creen. Se han estado aplicando medidas para acelerar el crecimiento de la economía. Muchos de los indicadores se ven mejor ahora, como la inversión y el consumo, pero ciertamente hay otros que se ven débiles, como el de la construcción…”
Según el consenso de analistas, dijo Geithner, la economía estadunidense ha estado creciendo 2 o 3%.
Reconoció el funcionario que ha aumentado la pobreza en su país, y que sigue alta la tasa de desempleo. Pero “estamos trabajando fuertemente para superar la crisis, y alcanzar las reformas que nos den una economía más sana. Se tiene planeada mucha inversión en educación, tecnología, desarrollo… son reformas a futuro, de largo plazo, que lógicamente requerirán un alto consenso político…
“Desde luego, el déficit, la deuda pública, es el gran problema que enfrentamos, aunque sea mucho menos dramático que en otros muchos países desarrollados”, admitió.
También: “Nuestro país está muy dividido (políticamente) en este momento, en cuanto a la reforma fiscal a largo plazo, igual con la reforma de la salud pública. Son desafíos que no podemos dejar de lado definitivamente. Pero hay que darle perspectiva a esto. Los desafíos en EU son bastante claros. Por ejemplo, estamos creciendo por debajo de nuestro potencial. El efecto combinado de los recortes fiscales, las reducciones al gasto, es de un costo muy alto, pero son administrados, gestionados. Estamos en mejor posición como país”.
Por su parte, Guillermo Ortiz aprovechó la casaca de entrevistador para plantearle a Geithner sus muy personales dudas –que expuso durante su participación en el seminario– sobre la manera en que se está atacando la crisis. Preguntó:
–El año pasado había mucha esperanza en el G-20, durante la presidencia francesa, para avanzar en la reforma del sistema financiero internacional y otras reformas igual de importantes. Pero la agenda del G-20 fue abatida por los problemas de corto plazo, el problema tremendo de Grecia y los problemas de deuda soberana en la eurozona. ¿Qué tanto hemos avanzado en términos de restablecer el problema europeo bajo un marco adecuado? ¿Manejaremos bien el riesgo bajo la presidencia mexicana?, o nos vamos a desviar otra vez a problemas de corto plazo y seguiremos dejando de lado los grandes problemas que no hemos atendido. Qué opina.
Y para sorpresa de Ortiz, el estadunidense se expresó en términos contrarios a la opinión y las críticas que minutos antes había sostenido. Dijo el secretario del Tesoro:
–Europa está avanzando bastante en convencer al mundo de que no van a permitir un fracaso económico catastrófico. Ciertamente hay mucho que hacer todavía, pero si nos remontamos al verano pasado y todavía hasta principios de octubre de 2011, la situación era completamente diferente a como está ahora.
“Ahora nos queda claro que están avanzando, aunque lentamente, pero de manera muy cuidadosa. Los europeos han hecho un compromiso para impedir un fracaso económico catastrófico. Yo espero todavía más esfuerzo de ellos en concretar un plan mucho más confiable y comprometido. Si lo logran, el mundo estará en una mejor posición, con menos riesgos, para crecer económicamente.
“Cierto, es un problema de corto plazo, pero la crisis en Europa es vital. No atenderla tendría consecuencias muy profundas. Por eso merece toda nuestra atención, aunque sea de corto plazo”.
Pero sorprendió más Ortiz, a los asistentes, con su comentario a la respuesta de Geithner:
“Tiene usted toda la razón”, le dijo, cuando minutos antes –ausente el norteamericano– criticaba la insuficiencia de la respuesta a la crisis europea.
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