AREA X (Especial
para Urgente24) – Las tormentas solares que golpean nuestro planeta
no representan sólo un peligro para redes eléctricas, electrodomésticos y
sistemas electrónicos. Dentro de esas fallas que podría causar un evento solar
también se incluye la posibilidad de que centrales nucleares de todo el mundo
comiencen a fallar. Así lo preve un preocupante informe emitido por
USA.
Se ha registrado una enorme explosión en el Sol. A pesar de la potencia del
fenómeno, no hay amenaza de perturbación magnética en la Tierra, informa un
representante del instituto ruso de geofísica aplicada Fedorov.El Sol pasa por ciclos regulares de actividad y cada once años aproximadamente se producen inflexiones en las que suelen producirse erupciones solares que pueden deformar y alterar considerablemente el campo magnético de la Tierra.
Riesgo nuclear
Las autoridades federales de USA siguen desplegando sus esfuerzos para prevenir el riesgo de la que comienza a denominarse como “tormenta solar del siglo” o “tormenta solar nuclear”, en caso de que se cumpliese el 12% de probabilidades de repetición de un nuevo evento Carrington como el de 1859 en los próximos diez años, pero del que ahora cabría esperar peores consecuencias en lo nuclear, al estar en funcionamiento, hoy en día, más de cien reactores por todo el país.
Por esa razón la Comisión de Regulación Nuclear norteamericana, su máxima autoridad de seguridad en la materia, ha venido realizando un amplio proceso de estudio de esta cuestión durante los años 2011 y 2012 que ha concluido ahora con el reconocimiento de que el clima espacial representa un riesgo real para la seguridad nuclear del país.
Así, la propia Comisión Nuclear norteamericana reconoce ahora en las conclusiones de su estudio que no existe una normativa de seguridad nuclear adecuada para prevenir este tipo de fenómenos solares, de modo que ante un colapso por tormenta solar extrema que pudiese golpear al país y generar un escenario de crisis de larga duración “por semanas o meses”, las centrales nucleares norteamericanas, por contra, no estarían actualmente en posición de poder garantizar por si mismas la refrigeración “más allá de los primeros 7 días”.
En particular, y junto a los propios reactores nucleares, uno de los principales aspectos de preocupación para la Comisión de Regulación Nuclear ante un tal escenario solar sería el del mantenimiento del delicado equilibrio necesario para la refrigeración de las grandes cantidades de combustible gastado temporalmente almacenado en las piscinas de las centrales.
Razones éstas por las cuales la propia Comisión Nuclear habría decidio abrir otro nuevo periodo de estudio en 2013, en este caso ya respecto la elaboración de nuevos requisitos de seguridad con los que dotar a las instalaciones nucleares frente el clima espacial, de modo que cada central de aquel país fuese provista con una refrigeración y funcionamiento automáticamente garantizado para “2 años”, en forma completamente autónoma e indepeniente de lo que pudiese suceder con medios e infraestructuras fuera de las propias instalaciones durante ese tiempo y ante la posibilidad de que no fuese posible recibir ayuda ni comunicación con el exterior.
El informe íntegro ha sido hecho público por el Observatorio del Clima Espacial cuyo trabajo preventivo ha sido pionero en esta materia en España y fue ya reconocido en 2012 por el Parlamento llevando igualmente varios años tratando de promover una mejora de los estándares de prevención nuclear, españoles y europeos, ante los riesgos del clima espacial.
Esta nueva documentación habría sido ahora igualmente remitida al Gobierno de España y al Consejo de Seguridad Nuclear, acompañándola de otros informes que recogerían también la confirmación fehaciente de hasta tres tormentas solares severas distintas que, en los últimos dos ciclos solares, el 22 y el 23, habrían ocasionado distintos incidentes nucleares “moderados” en centrales nucleares de Europa y USA, y ello aún tratándose, todas ellas, de tres tormentas solares “muy inferiores” a un evento Carrington.
Se conoce como Evento Carrington a una fuerte tormenta solar que en 1859 dejó sin comunicaciones y sin parte de la poca energía eléctrica que se usaba en aquel entonces a buena parte de USA y Canadá.
Según señalan: “Hasta tres tormentas solares severas, pero muy inferiores a un Carrington, han demostrado ser capaces de afectar la seguridad de varias de nuestras centrales nucleares occidentales en los últimos dos ciclos solares; en términos de seguridad nuclear esto representa ya un hecho objetivo de la máxima relevancia y algo directamente desencadenado por el clima espacial; un hecho que, por tanto, no puede seguir siendo desatendido más tiempo. Esa es la importancia fundamental de toda esta documentación”, concluyen.
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