Amor Hernández recibió horas después de la
catástrofe el páncreas y un riñón de una de las víctimas
05.05.13 - 00:43 -
Amor Hernández, una lorquina de 46 años, está viva «gracias a los
terremotos» que devastaron Lorca en 2011 porque horas después de la catástrofe,
que sufrió en primera persona, le trasplantaron de una de las víctimas de los
seísmos el páncreas y un riñón, órganos que llevaba años esperando.
Una extraña carambola del destino y la generosidad de una familia
abatida por la tragedia le brindaron la oportunidad de «volver a nacer» 'in
extremis', cuando ella ya había sido «desahuciada» por los médicos y «había
perdido toda esperanza de encontrar un donante compatible», según relata esta
mujer en una entrevista a Efe.
Ahora, cuando está a punto de cumplirse el segundo aniversario de los
terremotos del 11 de mayo, su formidable recuperación física y emocional se ha
convertido en toda una metáfora de los titánicos esfuerzos de la ciudad por
resurgir de las consecuencias del desastre natural, que causó nueve muertos, más
de 300 heridos, 1.200 millones de euros en daños y el derribo de casi 2.000
viviendas.
Su mensaje es positivo. «Los terremotos me han dado una segunda
oportunidad. He nacido de nuevo, con nuevos valores, soy más cómplice del
sufrimiento de la gente, valoro cosas que antes no apreciaba y quiero disfrutar
de cada momento de mi vida», afirma con rotundidad.
Después del 11 de mayo de 2011, «en Lorca todo el mundo tiene
cicatrices en el alma, que son muy profundas. Yo también las tengo en el cuerpo
y estoy viva gracias a ella», dice Amor Hernández, que interpreta su propia
experiencia vital como el trasunto de lo ocurrido en la ciudad desde aquella
fatídica fecha. La suya es una de esas «historias milagro» que asoman en cada
catástrofe y la cuenta llorando, emocionada con el recuerdo vivido con el rugir
de la tierra, de la evacuación de su casa entre escombros, «de los gritos de la
gente, de las miradas perdidas, de las sirenas de las ambulancias», de la huida
de Lorca «con lo puesto» y del sonido de la radio hablando de las víctimas.
La radio, en un bungaló de la costa alquilado como refugio, le
informó en la mañana del 12 de mayo de la muerte de la última víctima del seísmo
principal y una hora y media después recibió en su teléfono la llamada del
hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia confirmándole el doble trasplante, que
fue un éxito. En Lorca , opina, «la gente ha tenido una gran fuerza de voluntad,
se ha secado las lágrimas y está luchando por recomponerse, por volver a lo que
era, una ciudad pasional», en la que han comenzado a reconstruirse los
edificios, los monumentos, y donde lo único irreparable «es el dolor de los que
han perdido a alguien».
Encuentro con la familia
Amor también conoce ese dolor, porque la familia de la víctima cuyos
órganos le fueron trasplantados la localizó y se puso en contacto con ella seis
meses después de los terremotos y de su doble operación, quisieron conocerla y
saber cómo era en otro cuerpo la prolongación de la vida perdida de su familiar.
«Fue muy duro, durísimo», pero accedió y le hablaron de esa persona, de lo buena
que fue, del vacío que dejó e incluso le mostraron una fotografía, en la que,
por azares del destino, donante y receptora compartieron plano durante un
instante en sus vidas, sin llegar a conocerse y poco antes de que los seísmos
cambiaran el curso de ambas biografías.
El gesto solidario de esa familia, golpeada por la tragedia, no solo
salvó la vida de Amor, sino también de un viejo conocido suyo, otro lorquino con
el que compartió durante años largas sesiones de diálisis, de consultas médicas
y la ansiedad de recibir la llamada de un hospital diciendo que «hay un donante
compatible».
Él recibió el otro riñón y el hígado de la novena víctima de los
terremotos de Lorca y juntos viajarán el martes a Murcia al hospital donde
fueron trasplantados, a pasar una nueva revisión médica a punto de cumplir los
dos primeros años de sus nuevas vidas y de que ella alumbre su primer libro de
poemas.
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