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Una gran parte de la
India aún vive en tribus. Ahora, una de las más grandes de estas comunidades es
testigo de un avivamiento espiritual. Cientos de hombres, mujeres y niños que
antes eran hindúes ahora están abrazando el cristianismo.
Dinesh Shur es el
pastor de una de estas tribus. Un hombre que al consultarle por qué tanta gente
está aceptando a Jesús, no puede contener sus lágrimas. “Cuando haces la obra de
Dios durante años y empiezas a ver los frutos, es abrumador. Ves las vidas
cambiadas, la eterna felicidad en los rostros de la gente, ¿cómo no
conmoverse?”, dice este líder.
En Rajastán, donde
la mayoría sigue al Hinduismo, ahora un coro cristiano se levanta. “La
transformación es casi inmediata. Las familias dejan de orar a sus ancestros,
dejan de tomar, dejan la brujería. Su vida entera da un giro cuando aceptan a
Jesús”, comenta el pastor Shur, quien es parte del motivo por el cual tantos se
vuelven a Cristo.
Durante diez años el
pastor Dinesh sirvió en una gran ciudad, similar a Rajastán. Pero luego, Dios
tocó su corazón y le dijo que regresara a su aldea, a sus raíces, a su propia
gente a compartirles las buenas nuevas de Jesucristo.
“Yo era como Jonás
en la Biblia. No quería vivir en mi aldea. Quería servir a Dios en la ciudad
donde las cosas son fáciles. Quería alcanzar a otros con el Evangelio, no a mi
propio pueblo”, recuerda.
Testimonios
de cambio
La vida de Sohan Lal
es señalada por Shur como un fruto de su decisión de regresar. “Un día el pastor
Dinesh me habló de Jesús. Me dijo que si ponía mi confianza en Él sería sano,
que mi vida sería diferente. Yo lo hice”, comenta este hombre.
Recientemente, Sohan
Lal se unió a 178 personas de su tribu a la orilla de un río, cerca de su aldea.
Allí fueron bautizados por el pastor Dinesh.
“Conozco a estos
hombres y mujeres personalmente. Sé cómo eran sus vidas antes de conocer a
Cristo. Ahora ser parte de este hito espiritual en sus vidas es un enorme
privilegio”, indica Shur.
Theru Bahai esperó
el día para ser bautizado con gran emoción. “Luego de aceptar a Cristo dejé de
tomar, fumar y meterme en peleas. Ser bautizado fue mi forma de mostrarle a la
comunidad que soy un hombre cambiado. Hoy, Jesucristo es mi Salvador”, asegura
este nuevo convertido.
Mannu, una mujer que
acaba de recibir a Cristo, también estaba entre las docenas de mujeres que se
sumergieron en el río durante el bautismo . “Me siento muy feliz luego de mi bautizo,
agradecida de recibir a Cristo en mi corazón. Lo seguiré por el resto de mi
vida”, comenta esta nueva creyente, quien además estaba acompañada por su esposo
e hijos, pues decidieron seguir a Cristo luego que el pastor Dinesh pasó varias
ocasiones con ellos.
“Mi familia es
bendecida por Cristo pues alguien estuvo dispuesto a venir y compartir el
Evangelio con nosotros”, dijo Shantu, esposo de Mannu.
El pastor Dinesh es
miembro de la comunidad Bhil, una de las tribus más grandes en los estados
centrales de India.
Shur dice que
misioneros extranjeros han ministrado esta área por más de 135 años y nunca
vieron los resultados que él vive hoy.
Crecimiento
sorprendente
Aquí los cristianos
aún son una minoría. Pero, según reportes, hasta 300 mil se han convertido en
los últimos 10 años, muchos de ellos de la tribu Bhil.
“Tenemos 42 grupos
de oración en unas 22 aldeas. 32 trabajadores de nuestra iglesia van de una
aldea a otra como evangelistas compartiendo la Palabra. El próximo año, mi meta
es enviar misioneros a estados vecinos para alcanzar a otras aldeas”, asegura
Shur.
Jeevani Karadi es
una de las evangelistas que viaja de una aldea a otra. Cuando no está viajando,
encontrará a esta activa mujer de 65 años liderando un grupo junto al pastor
Dinesh, incluso ella se reúne bajo un árbol para enseñar a docenas de
creyentes.
“Nuestro grupo es
tan grande que no tengo espacio en casa”, asegura esta líder de la congregación.
El testimonio de Karadi es la razón de ser de esta reunión.
Hace unos seis años,
ella vagaba por las calles de esta remota aldea casi como una loca, hasta solía
andar desnuda. Pero luego, ella tuvo un encuentro con Jesucristo y hoy, ella
dirige una iglesia próspera aquí en Rajastán.
“Las personas se
burlaban de mí, decían que estaba maldita. Luego conocí al Pastor Dinesh y él
oró por mí y fui sanada, fui liberada”, dice Karidi.
El pastor Dinesh
dice que estos testimonios solo son otro recordatorio de cuán importante es
obedecer y creer en dios. “Hoy vivo el fruto de mi decisión de regresar a la
aldea. ¿Fue fácil? No. ¿Tenemos retos? Sí. Pero cuando dependemos de Cristo, Él
es todo lo necesario.
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