Como si
no hubiéramos visto ya suficientes acontecimientos bíblicos este año, la plaga
de langostas han invadido y han causado daños por más de 30 millones de dólares
en varias ciudades de Egipto y granjas, sólo tres semanas antes de que la Pascua
judía comience. Y aunque esto sucede cada año, y el patrón de migración de las
langostas es natural, el enjambre de este año es especialmente grande. Y eso no
significa que los egipcios no están con el grito al cielo, culpando al diablo
por los millones de insectos desagradables que andan zumbando por el aire a
todas horas del día y la noche, descendiendo sobre los campos de cultivo donde
son famosos por destruir cosechas enteras.
Y del pozo subió humo como humo de un gran
horno, y el sol y el aire se oscurecieron por el humo del pozo. Del humo
salieron langostas sobre la tierra, y se les dio poder, como el poder que
tienen los escorpiones de la
tierra. Se les mandó que no dañaran la hierba de la tierra, ni cosa verde alguna
ni ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuvieran el sello de Dios
en sus frentes. Pero no se les permitió que los mataran, sino que los
atormentaran cinco meses; y su tormento era como el tormento del escorpión
cuando hiere al hombre. En aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero
no la hallarán; ansiarán morir, pero la muerte huirá de
ellos.
Apoc. 9:2-6
Apoc. 9:2-6
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