“Me llamarás Ishi”
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Oseas 1Reina-Valera 1960 (RVR1960)La esposa infiel de Oseas, y sus hijos
1 Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel.
2 El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová.3 Fue, pues, y tomó a Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. 4 Y le dijo Jehová: Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel, y haré cesar el reino de la casa de Israel. 5 Y en aquel día quebraré yo el arco de Israel en el valle de Jezreel. 6 Concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ruhama,[a] porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. 7 Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes. 8 Después de haber destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz un hijo. 9 Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi,[b] porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios. 10 Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente. 11 Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel, y nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra; porque el día de Jezreel será grande. |
Oseas 2Reina-Valera 1960 (RVR1960)El amor de Jehová hacia su pueblo infiel2 Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos;3 no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed. 4 Ni tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. 5 Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. 6 Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos. 7 Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora. 8 Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal. 9 Por tanto, yo volveré y tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino que había dado para cubrir su desnudez. 10 Y ahora descubriré yo su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano. 11 Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo,[c] y todas sus festividades. 12 Y haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: Mi salario son, salario que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las bestias del campo. 13 Y la castigaré por los días en que incensaba a los baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová. 14 Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. 15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto. 16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi,[d] y nunca más me llamarás Baali.[e] 17 Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres. 18 En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. 19 Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. 20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová. 21 En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra. 22 Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.[f] 23 Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío. |
ESTUDIO BIBLICO
.Oseas 2:1-16
Este capítulo se inicia con la quinta y muy notable profecía sobre la nación de Israel. En los últimos dos versículos del capítulo precedente vimos que (1) Israel experimentará un gran incremento de población; (2) que en la nación habrá un gran retorno a Dios; (3) que los reino del norte y del sur se reunificarán para que las doce tribus formen otra vez una sola nación; (4) que nombrarán ellos mismos a un líder que será el Mesías; y (5) leamos el versículo 1 de este segundo capítulo de Oseas:
“Decid a vuestros hermanos: Pueblo mío, y a vuestras hermanas: Compadecida.”
Pueblo mío corresponde a “Ammi” y Compadecida a “Ruhamah”. Dios le estaba diciendo a la nación de Israel que iba a llegar el día en que Él diría “Vosotros sois mi pueblo”. Estimado oyente, Dios no ha acabado con la nación de Israel, como veremos en el capítulo 3. Es muy importante entender esto. Aquellos que opinan que Dios ha terminado con Israel espiritualizan o descartan una gran parte del Antiguo Testamento. Si usted priva al Antiguo Testamento de su significado literal, ello le da a usted libertad para hacer lo mismo con el Nuevo Testamento. ¿Privaría usted a la epístola a los Romanos, o incluso al evangelio según San Juan capítulo 3, versículo 16 de su significado literal? Usted no puede hacer esto con el Nuevo Testamento y creemos que tampoco puede hacerlo con el Antiguo Testamento. Continuemos leyendo ahora el versículo 2 de este segundo capítulo de la profecía de Oseas:
“¡Contended con vuestra madre, contended, porque ella no es mi mujer ni yo su marido! Que aparte de su rostro sus prostituciones, y sus adulterios de entre sus pechos”
Aquí leemos la frase: Contended con vuestra madre. Este verbo conlleva la idea de una gran discusión o disensión, porque Gomer, como Israel, fue infiel y volvió a practicar la prostitución. Dios estaba aplicando el pecado de Gomer a la nación. Recordemos que Oseas se había casado con una joven que se había convertido en una prostituta. Y aún después de haber estado casada la pareja por algún tiempo, y de haber tenido tres hijos, ella volvió otra vez a practicar la prostitución. Y durante todo este tiempo este hombre llamado Oseas la había amado. El mayor pecado que uno puede cometer, opinando de acuerdo con lo que la Biblia enseña, es ser infiel a alguien que lo ama.
Aplicando esto a nuestras propias vidas, ¿cuál es el peor pecado que un cristiano puede cometer? Muchos pecados pueden pasar en este momento por nuestra mente, pero el mayor pecado es la infidelidad hacia Dios, que lo ha redimido a usted, y que le ama. Estimado oyente, no hay mayor pecado que éste.
Dios dijo: “Id a vuestra madre y contended con ella. Decidle que vuelva a mí. Decidle que se aparte de su idolatría”. Continuemos leyendo el versículo 3:
“No sea que yo la despoje, la desnude y la deje como el día en que nació; haga de ella un desierto, la convierta en tierra seca y la mate de sed. O sea, que si ella no se arrepentía, Dios la juzgaría.”
En lo que respecta a Oseas, la implicación es que él no era tan tierno y sensible como Jeremias. Imaginamos que él dijo: “Yo haré que ella muera apedreada si continúa en esta clase de vida. No tendré ninguna otra alternativa”. Y aquí en versículo 4, de este capítulo 2 de Oseas, dijo:
“No tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución.”
Dios dijo no tendré misericordia de sus hijos. Estaba aplicando el pecado de la nación a los individuos que componían la nación. Ellos eran, espiritualmente hablando, hijos ilegítimos, y Dios les juzgaría. En esta época en la historia de Israel, aparentemente, toda la nación se había entregado a la idolatría. Dios dijo que no tendría misericordia de los israelitas, porque los consideraba hijos de prostitución. Y añade el versículo 5 de este segundo capítulo de Oseas:
“Pues su madre se prostituyó, la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.”
Aquí vemos que ella estaba actuando así por dinero. Ya sabemos el dinero que mueve también hoy la prostitución. Este detalle puede implicar que Oseas no era un hombre rico, y entonces no se podía permitir los lujos que Gomer deseaba tener. Así que ella practicaba la prostitución para ganar algún dinero extra.
El pecado practicado por Israel era el mismo. La nación se había entregado a los ídolos, lo cual constituía un adulterio espiritual. Habían recurrido a los ídolos como si éstos fueran a proporcionarles lo que necesitaban. La frase que alude a que ella iba tras los amantes, especificó me dan mi pan y mi agua lo cual aludía a sus necesidades, La frase mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida se referían a sus lujos. Y paradójicamente, durante todo ese tiempo fue un Dios amante quien estaba proveyéndole a esa nación lo necesario.
Ah, estimado oyente, ¡cuan grande es la ingratitud de la raza humana, –y especialmente la de los que profesan ser cristianos-ante todo lo que Dios ha provisto! Hoy se oyen muchas quejas sobre al aumento del costo de la vida, a la vez que la gente se siente inquieta por la disminución de sus ingresos. A veces un cristiano debería detenerse por un momento a reflexionar y preguntarse: ¿Acaso no he podido comer hoy y no estoy razonablemente bien provisto de ropa? ¿Y no tengo algunas otras cosas que no son indispensables para la vida? ¿Y quien ha provisto todo esto? Quizás alguien, impulsado por la autosuficiencia pueda pensar:”Bueno, soy una persona inteligente, capaz y con gran capacidad de trabajo y puedo permitirme esto y aquello”. En ese caso, tenemos noticias para usted. Dios le ha provisto todos estos bienes materiales. Él fue quien le dio inteligencia, una cierta salud, fuerzas para trabajar y un puesto de trabajo. En realidad, Él fue quien creó esta tierra, con una despensa bien provista, con aire y agua puros, y el calor del sol. Y a pesar de ello, la mayoría de la gente es ingrata. Es cierto que hoy se cometen horribles crímenes y abusos, pero a Dios también le afectan, y de una manera especial, los pecados cometidos por los cristianos que son ingratos. Somos conscientes de que esto que estamos diciendo no es aceptado con entusiasmo a nivel popular. Pero aquí en el libro de Oseas, esta fue la acusación contra el pueblo de Israel. Continuemos leyendo el versículo 6 de este segundo capítulo de Oseas:
“Por tanto, cerraré con espinos su camino, la cercaré con seto y no hallará sus caminos.”
Es cierto que algunos países han sufrido depresiones económicas. Creemos que en muchos casos Dios habla a los pueblos en forma de juicios. Y también es cierto que si se hubiera escuchado la voz de Dios. Se habrían evitado muchos males. Detrás de muchos problemas actuales, que la humanidad se ha mostrado incapaz de resolver, es evidente una actitud de dar la espalda a Dios, de no reconocer Su lugar y de mantenerle fuera de la sociedad actual. Y el versículo 7 continúa diciendo:
“Seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los hallará. Entonces dirá: Regresaré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora.”
Llega un día en el que la joven que se ha convertido en una prostituta ya no es hermosa, atractiva, y sus amantes pierden interés en ella, y ella, lógicamente se siente desplazada. Esto fue exactamente lo que le sucedió a la nación de Israel. Y entonces la gente estaba diciendo: Regresará a mi primer marido o, en otras palabras, “ahora volveremos a Dios”. Y dicen los versículos 8 y 9 de este segundo capítulo de Oseas:
“Ella no reconoció que yo era quien le daba el trigo, el vino y el aceite, quien multiplicaba la plata y el oro que ofrecían a Baal. Por tanto, volveré y tomaré mi trigo a su tiempo y mi vino en su estación; le quitaré mi lana y mi lino que le había dado para cubrir su desnudez.”
Dios dijo que juzgaría a Israel. Creemos que lo mismo podría aplicarse a otros pueblos de la tierra. Hemos llegado a ser tan sofisticados en todos los aspectos, que lo somos hasta en el lenguaje. Hay una tendencia a matizar lo que se dice, para que el lenguaje de la Biblia no resulte ofensivo para nadie. Existen enormes esfuerzos para contextualizar lo dicho por Dios a cierto tiempo y circunstancias especiales, para evitar que las personas de nuestro tiempo se sientan aludidas directamente. Ah, y sobre todo, ¡que no se sientan ofendidas! Ahora, en los versículos 10 al 13, de este capítulo 2, de Oseas, leemos:
“Ahora descubriré su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mis manos. Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas, sus sábados y todas sus solemnidades. Haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: Este es el salario que me dieron mis amantes. Las convertiré en un matorral y se las comerán las bestias del campo. La castigaré por los días en que quemaba incienso a los baales, cuando se adornaba con sortijas y collares y se iba tras sus amantes olvidándose de mí, dice el Señor.”
Estos pasajes presentan el olvidarse de Dios como el peor pecado que existe. Y los versículos 14 y 15 de este capítulo 2, de Oseas añaden:
“Por eso voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Le daré sus viñas desde allí, y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. Y allí cantará, como en los días de su juventud, como en el día de su subida de la tierra de Egipto.”
El valle de Acor significa literalmente el valle de los problemas. El relato retrocede al incidente registrado en Josué 7. Recordemos que cuando los israelitas entraron en la tierra prometida, se enfrentaron a tres enemigos principales en el centro de esa tierra que tenían que ser conquistados primero, para que Josué pudiera dividir al enemigo, para después concentrarse en ocupar una sección de la tierra a la vez. El primer enemigo fue Jericó; Jericó, desde un punto de vista espiritual, representa al mundo, y Dios les dio la victoria sobre esa ciudad. Después realizaron un ataque contra la ciudad de Hai, y pensaron que sería una victoria fácil porque se trataba de una ciudad pequeña. Esta ciudad, representa espiritualmente a la naturaleza carnal, y muchísimas personas creen que pueden vivir la vida Cristiana por sus propias fuerzas; es decir, por sus recursos carnales, los cuales siempre conducen a una derrota. Josué fue derrotado en la ciudad de Hai, pero allí los israelitas aprendieron una gran lección. Dios había instruido a los hombres en el sentido de no tomar ninguna de las cosas impuras en la destrucción de Jericó, pero uno de ellos desobedeció. Y el resultado fue que el ejército sufrió en Hai una gran derrota.
Entonces Josué se postró ante Dios y clamó ante Él. Quizás se sintió una persona piadosa, como nosotros nos sentimos algunas veces, cuando nos quejamos ante el Señor. El Señor le dijo: “Levántate, Israel ha pecado. Debes tratar ese pecado antes de poder obtener una victoria”. Así que tuvieron que identificar al que había pecado y finalmente descubrieron que había sido Acán. Así que Acán y su propiedad fueron llevados al valle de Acor, donde fueron destruidos y enterrados. A partir de aquel momento, Israel alcanzó victorias bajo el mando del general Josué. Estimado oyente, cuando usted y yo tratamos con los pecados de nuestra naturaleza carnal, obtenemos la victoria en la vida Cristiana.
Dice este versículo 15 Y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. En efecto, Dios estaba diciendo: “Juzgaré vuestro pecado, y después de haberlo hecho, habrá una esperanza gloriosa y maravillosa para vosotros en el futuro.”
Y continúa diciendo este versículo 15: Y allí cantará, como en los días de su juventud, como en el día de su subida de la tierra de Egipto. Estimado oyente, incluso en la actualidad en el territorio de Israel, usted no lo encontrará en ese estado. Aunque los israelitas estén de regreso en su tierra, esta zona en particular se encuentra cerca de Siquem, cerca del lugar donde fue enterrado José, que está controlado por los Arabes. El cumplimiento de esta promesa es aun futuro. Llegará el día en que Dios los bendecirá en aquel lugar. Continuemos ahora leyendo el versículo 16 de este segundo capítulo de Oseas:
“En aquel tiempo, dice el Señor, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.”
Aquí tenemos un detalle sumamente interesante relacionado con el significado de un término: Ishi significa “mi esposo”, y Baali, está relacionado con Baal, y significa “mi señor y mi maestro”. Es que el pueblo de Israel estaba colocando al Dios verdadero en el mismo nivel que Baal, y estaban tratando de adorar a ambos. Por supuesto, era imposible hacerlo, y Dios les dijo que llegaría el día en el cual los israelitas le llamarían a Él “mi esposo”.
Ahora, reflexionemos sobre esto por un momento. La relación de esposo implica todo aquello que es íntimo y personal, y está basada en el amor. Es la relación más elevada de la familia humana. La expresión máxima de este amor se encuentra en el Cantar de los Cantares de Salomón, donde la novia dijo: “Yo soy de mi amado y mi amado es mío.”
Cuando usted tiene esa relación en un matrimonio, tiene un hogar feliz. No tendrá que estar repasando instrucciones sobre como vivir como marido y mujer. El secreto es el amor; cuando usted no lo tiene, ya no le queda nada. Pero si usted tiene amor, tiene todo. Es decir, que si los miembros del matrimonio se aman, pueden resolver sus problemas financieros, pueden adaptar sus conflictos de personalidad, y como padres pueden trabajar juntos para tratar con sus hijos. Sin embargo, si no se aman, no pueden llevar a cabo nada en común.
Estimado oyente, es hermoso tener esa clase de relación con Dios. Podemos dirigirnos al Señor Jesús y decirle: “te amo y te pertenezco”. Al existir esa clase de relación, el apóstol Pablo pudo decir en su primera carta a los Corintios capítulo 3, versículos 21 al 23, 21Así que, ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro: 22sea Pablo, Apolos o Cefas, sea el mundo, la vida o la muerte, sea lo presente o lo por venir. Todo es vuestro, 23y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios. ¿Puede usted decir que Cristo es suyo? ¿Le pertenece usted a él, y le pertenece Él a usted? Si así es, usted está pasando por un buen momento y experiencia. No hay otra relación igual a ésta. Y, hablando del futuro, un día Israel le dirá a Dios: “Tu eres mi esposo.”
Y termina diciendo el versículo 16, En aquel tiempo, dice el Señor, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali. Como ya hemos visto, “Baali” estaba relacionado con el repugnante ídolo Baal, y significaba “mi señor”, eso es todo lo que significaba. Recordemos que el Señor Jesús dijo en Mateo capítulo 7, versículos 21 al 23; 21»No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”. 23Entonces les declararé: “Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!”. Estimado oyente, lo más importante es establecer una relación personal con el Señor Jesucristo, y no susurrar tópicos sobre que Él es su Señor ni andar afirmando que está llevando a cabo grandes cosas para Él. Al final, todo se reduce a lo que Jesús le preguntó a Simón Pedro junto al Mar de Galilea: “¿Me amas?”
Bien, estimado oyente, aunque vamos a detenernos aquí por hoy, le rogamos que continúe reflexionando sobre aquella pregunta de Jesús a Pedro, y permita que por la obra del Espíritu Santo, pueda sentirla como dirigida a usted mismo.
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