El conflicto: ISRAEL-PALESTINA
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Viendo los acontecimiento actuales de éste conflicto entre Israel y el mundo árabe, creemos que es conveniente dar un repaso bíblico de el por qué de ésta situación.
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Por medio de este recuento histórico podrá entender mejor los conflictos y eventos proféticos que se están cumpliendo hoy en medio oriente.
HISTORIA Y EXPLICACIÓN DEL CONFLICTO ENTRE ISRAEL Y EL MUNDO ÁRABE
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(ENTÉRESE DE QUÉ VA ESTE LÍO EN 15 MINUTOS)
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(Un intento de explicación del conflicto y de qué es lo que pasa y porqué, entre los Israelíes y los árabes musulmanes llamados en la actualidad “palestinos“)
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“…el conflicto acabará cuando el amor de los musulmanes hacia sus hijos sea mayor que el odio de los musulmanes hacia los judíos” (Golda Meir 1.898-1.978).
-UNA INTRODUCCIÓN NECESARIA
No es fácil responder la pregunta de qué es lo que pasa, y porqué, en Oriente Próximo, ya que su desarrollo actual, la absoluta irracionalidad y maniqueísmo cuando se habla del tema, y los numerosos intereses creados, nos llevan a más de una reflexión al respecto.
Por ello, como vamos a tratar de explicar a continuación:
1.- Por un lado la nación de Israel tiene poderosas razones históricas, políticas, morales y religiosas, para poseer su pequeña tierra en paz. Pese a ello, en naciones como España (con grandes intereses en los países árabes y con una cultura popular desgraciadamente muy antisemita, por la influencia secular de la religión católico-romana en este país), la prensa, las noticias televisadas, ciertos políticos y muchas personas del llamado “mundo de la cultura” (muchos de éstos titiriteros con complejo de “mesías”), han mediatizado al pueblo con la falsa y torcida idea de que los judíos “invadieron” un día un país llamado “Palestina” donde vivían felices y contentos los “Palestinos”, y que actualmente los únicos causantes del conflicto de esa tierra son los judíos, presentando por lo general el conflicto desde una perspectiva únicamente pro-”Palestina”.
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2.- Por otro lado está el drama de la población árabe-musulmana llamada desde hace pocas décadas “Palestinos”, y utilizada como moneda de cambio y manipulada por los dirigentes políticos y religiosos del mundo musulmán de forma interesada y poco sutil en su secular lucha contra el judaísmo -que discurre paralela a la que llevan contra el cristianismo-. De este modo se nos presenta a Israel como una “bestia negra” que no hace sino machacar día sí y día día también a estos “palestinos”, que resultan rehenes de este conflicto de intereses.
2.- Por otro lado está el drama de la población árabe-musulmana llamada desde hace pocas décadas “Palestinos”, y utilizada como moneda de cambio y manipulada por los dirigentes políticos y religiosos del mundo musulmán de forma interesada y poco sutil en su secular lucha contra el judaísmo -que discurre paralela a la que llevan contra el cristianismo-. De este modo se nos presenta a Israel como una “bestia negra” que no hace sino machacar día sí y día día también a estos “palestinos”, que resultan rehenes de este conflicto de intereses.
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No es pues fácil hablar desde la comodidad occidental de un conflicto tan sangriento y cruel, donde hay tantas víctimas inocentes en ambos bandos y tanto odio. Nuestro interés por medio de estas líneas es tratar de traer luz a una situación tremendamente injusta en lo referente a las noticias que se dan sobre el conflicto de Oriente Próximo en nuestro pais: España..
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Veremos que lo que sucede allí es consecuencia de un conflicto de carácter religioso y si me permiten “espiritual” que comenzó hace muchos miles de años, como veremos a continuación.
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Tómese, por favor, 15 minutos de su tiempo y lea estas resumidas líneas al respecto.Esperamos que después de su lectura al menos tenga Ud. las ideas más claras o al menos haya reflexionado para poder hablar después de este tremendo lío con conocimiento de causa.
Desde aproximadamente el año 2.000 antes de Cristo, en la tierra de Israel ha habido:
(Hacia el 1.900 a.C.) EL ORIGEN DE LA NACIÓN ÁRABE Y EL ORIGEN DE LA NACIÓN HEBREA. ABRAHAM Y SUS DESCENDIENTES ENTRE LOS CANANEOS:
El culto religioso de los Cananeos, pueblo del que falsa e insólitamente quieren hacerse hoy descendientes algunos árabes musulmanes* que se hacen llamar desde hace pocas décadas “Palestinos”, era quemar a sus hijos pequeños vivos dentro de una estatua de bronce al rojo vivo llamada “Molok” según nos relata la Biblia y los descubrimientos arqueológicos. La sodomía ritual, los sacrificios humanos, la perversión más grande, era el “sello moral” de estos pueblos cananeos (que insistimos, poco o nada tienen que ver con los árabes actuales) ¡Menudos “antepasados” más dignos de sus pretendidos descendientes que hoy entregan a sus hijos a la muerte delante de las balas del mejor ejército del mundo!
*por ejemplo Arafat llegó a usar este argumento en su deseo de dar pruebas de sus derechos sobre la tierra de Israel.
Es en este contexto pagano, que la moral hebrea (Llámenla si quieren “valores judeocristianos“) verá la luz, según lo relatado en la Biblia, por revelación Divina a un hombre: Abraham, padre de la nación Judía por Isaac -heredero de la promesa Divina- y de la nación Árabe por Ismael -al que Dios bendice también, pero que no es heredero de la Promesa según el Texto Sagrado de judíos y cristianos-.
La Biblia nos cuenta así la promesa Divina a Abraham:
“Y estableceré mi pacto entre Yo y tú, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos” (Génesis 17:7-8)
La promesa se repite con Isaac:
“porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente” (Génesis 26:3-4). Y la promesa se confirma a Jacob o Israel: “Yo soy YHWH, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente” (Génesis 28:13-14).
La Biblia relata por otro lado las bendiciones particulares de Dios hace al pueblo árabe por medio de Ismael:
“Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.” (Génesis 17:19-21).
Como vemos, curiosamente Ismael también tuvo 12 hijos, como Jacob, pero la Biblia se cuida mucho de subrayar que las bendiciones en lo referente a la salvación y en el derecho a la minúscula tierra de Israel vendrían por Isaac, ascendiente del Mesías de Israel y de la Humanidad. Esto es muy importante para lo que vendría después.
(Hacia el 1.900 a.C.) EL ORIGEN DE LA NACIÓN ÁRABE Y EL ORIGEN DE LA NACIÓN HEBREA. ABRAHAM Y SUS DESCENDIENTES ENTRE LOS CANANEOS:
El culto religioso de los Cananeos, pueblo del que falsa e insólitamente quieren hacerse hoy descendientes algunos árabes musulmanes* que se hacen llamar desde hace pocas décadas “Palestinos”, era quemar a sus hijos pequeños vivos dentro de una estatua de bronce al rojo vivo llamada “Molok” según nos relata la Biblia y los descubrimientos arqueológicos. La sodomía ritual, los sacrificios humanos, la perversión más grande, era el “sello moral” de estos pueblos cananeos (que insistimos, poco o nada tienen que ver con los árabes actuales) ¡Menudos “antepasados” más dignos de sus pretendidos descendientes que hoy entregan a sus hijos a la muerte delante de las balas del mejor ejército del mundo!
*por ejemplo Arafat llegó a usar este argumento en su deseo de dar pruebas de sus derechos sobre la tierra de Israel.
Es en este contexto pagano, que la moral hebrea (Llámenla si quieren “valores judeocristianos“) verá la luz, según lo relatado en la Biblia, por revelación Divina a un hombre: Abraham, padre de la nación Judía por Isaac -heredero de la promesa Divina- y de la nación Árabe por Ismael -al que Dios bendice también, pero que no es heredero de la Promesa según el Texto Sagrado de judíos y cristianos-.
La Biblia nos cuenta así la promesa Divina a Abraham:
“Y estableceré mi pacto entre Yo y tú, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos” (Génesis 17:7-8)
La promesa se repite con Isaac:
“porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente” (Génesis 26:3-4). Y la promesa se confirma a Jacob o Israel: “Yo soy YHWH, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente” (Génesis 28:13-14).
La Biblia relata por otro lado las bendiciones particulares de Dios hace al pueblo árabe por medio de Ismael:
“Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.” (Génesis 17:19-21).
Como vemos, curiosamente Ismael también tuvo 12 hijos, como Jacob, pero la Biblia se cuida mucho de subrayar que las bendiciones en lo referente a la salvación y en el derecho a la minúscula tierra de Israel vendrían por Isaac, ascendiente del Mesías de Israel y de la Humanidad. Esto es muy importante para lo que vendría después.
PARA REFLEXIONAR: No olvidemos que la Biblia y el Corán son dos libros por los que se guían por medio de sus preceptos morales y enseñanzas miles de millones de personas en todo el mundo, nos guste o no, o estemos no de acuerdo con lo expresado en dichos libros.
Resulta curioso, o cuanto menos anecdótico, que en el Corán, escrito unos 2000 años después de estos textos de la Biblia, se pretenda hacer creer que el heredero fue Ismael, y que las promesas sobre dicha tierra eran para él, y que los musulmanes afirmen hoy en día que en el pasado fueron los judíos y cristianos los que tergiversaron el texto Bíblico para hacer de Israel el heredero en vez de Ismael. La Biblia ya relata la animadversión y burlas de Ismael (árabe) hacia Isaac (Israel) cuando aún eran hermanos“Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac.“ (Ver Génesis 21:8-21).
La Palabra de Dios para Judíos y Cristianos describe de modo profético el carácter que tendría la nación árabe engendrada de Ismael:
“Además le dijo el ángel de Yahvé: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Yahvé ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará” (ver Génesis 16:11-12).
El nombre de Ismael, padre de la nación árabe significa “Dios oye”, por la expresión del Ángel a Agar.
Más tarde el hermano de Israel, Esaú, que se uniría al pueblo Árabe al casarse con Ismaelitas (ver Génesis 28:9) añadiría su odio fratricida hacia Jacob al odio Ismaelita (musulmán) hacia Isaac:
“Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob“ (Génesis 27:41).
Queden estos apuntes rápidos como señal profética para la reflexión del lector creyente y como señal metafórica si así es de su gusto, para el incrédulo, de lo que vendría como consecuencia de estas cosas miles de años después.
Tras unos 400 años de esclavitud en Egipto, los Israelitas vuelven a la tierra prometida por Dios a Israel, produciéndose la invasión de Canaán y el exterminio (llevado a cabo a medias pese a lo que Dios les demanda) de las culturas paganas cananeas: según los arqueólogos modernos, de las más perversas de su época y que nada tienen que ver con los árabes o los musulmanes, lo que ratifica como tantas veces lo descrito por la Biblia, que habla de cómo en aquel entonces la tierra literalmente “vomitó” a dichos pueblos a causa de sus abominables ritos infanticidas, sodomitas y demás “lindezas”.
Los judíos permanecen en esta tierra como nación alrededor de dos mil años como los reinos de Israel y más tarde de Israel y Judá, salvando las épocas del exilio de parte de la población en Babilonia, hasta la época del judío Yeshua (Jesús) y de la ocupación romana (desde el 63 antes de Cristo).
No hay en este periodo ningún reino o cosa parecida llamado “Palestina”.
En el año 70 d.C. el general romano Tito, conforme a las profecías del judío Jesús en Mateo 24 y ss. en la guerra contra los independentistas judíos, destruye Jerusalén y el templo santo.
Hay cientos de miles de muertos judíos por defender su independencia frente a Roma.
Después el emperador Adriano (filósofo, perseguidor de la primitiva iglesia y homosexual declarado y practicante -los homosexuales siempre han odiado la moral judeocristiana que denuncia sus abominables prácticas-), tras una nueva revuelta independentista en 132 d.C. expulsa a los judíos de Jerusalén, edifica un templo pagano sobre las ruinas del templo santo, y despectiva y burlonamente comienza a llamar a la tierra de Israel con el nombre de los enemigos bíblicos de los judíos: Palestina (por los Filisteos).
Pese a esto, nunca dejó de haber presencia judía en la tierra de Israel.
No hay en esta época ningún país o reino “árabe palestino”.
En este tiempo tras la división del imperio Romano por Constantino, el verdadero fundador de la institución que vendría a ser llamada más tarde Iglesia Católico-Romana (ver www.cristianismo-primitivo.org el estudio al respecto en el siglo IV), que se consumó en 395 d.C. tras su muerte, la tierra del pueblo de Israel será parte del imperio Bizantino.
No hay ningún reino o estado palestino en esta tierra en esta época.
En esta época, con la aparición de la nueva religión predicada por Mahoma, los invasores musulmanes toman la tierra aprovechándose de la debilidad y decadencia del imperio Bizantino.
Éstos dejan entrar otra vez a los judíos que vivían desde siempre en la tierra de Israel en Jerusalén.
Tras algunos siglos en los que el centro espiritual del judaísmo se había establecido en Persia y Babilonia, donde residía el Exiliarca o jefe espiritual de los judíos en el exilio y los dos “Gaones” (jefes espirituales de las academias de Sura y Pumbedita). Durante los siglos VII y VIII este centro espiritual comenzó a desplazarse hacia tierra de Israel, donde florecieron las llamadas academias Tiberienses en la zona de Tiberiades (vemos una vez más que nunca ha dejado de haber presencia judía, y por cierto numerosa, en la tierra ancestral de Israel). Es en esta época donde nace el complejo sistema de puntos y diacríticos para aclarar el texto bíblico (hasta entonces sin vocales a la usanza de hebreo antiguo) llamado Masora (de ahí el llamado “Texto Masorético“).
En esta época la comunidad judía en Israel sufre un constante y creciente aumento, siendo numerosos los judíos procedentes de Sefarad (España) que emigran a Israel (varios siglos antes de la expulsión de los Reyes católicos). Hay que decir que en esta época la población mayoritaria en Israel era la cristiana y tras ella la judía. Con la invasión de los musulmanes, que en su política hacia los judíos los protegen en algunas épocas y los persiguen en otras, a fines del siglo XI la comunidad judía en la Tierra había disminuido nuevamente de manera considerable debido a las luchas entre musulmanes Fatimíes y Turcos y había perdido algo de su cohesión organizativa y religiosa. El Gaonato de Jerusalén, que durante unos siglos había vuelto a dirigir el judaísmo desde la cuidad de David, pierde también su posición preponderante en el siglo XI y desaparecerá totalmente tras la llegada de los salvajes cruzados.
Ningún árabe en esta época se hace llamar “palestino” ni pretende establecer un reino o país con este nombre.
Época negra para los judíos, cristianos orientales y musulmanes, que son masacrados a cientos de miles por los católico-romanos cruzados que fueron a Israel enviados por el papa Urbano II en nombre de un falso “cristo” romano al blasfemo grito de “Dios lo quiere” (y que permanecen hasta hoy -aún existen logias cruzadas católico-romanas- en Jerusalén como se observa en la foto -tomada en el “Santo Sepulcro” de dicha ciudad haciendo ostentación de dicho lema).
Muchos judíos, en un principio, fueron asesinados o llevados como esclavos a Europa, pero después los cruzados comprendieron que necesitaban de las granjas agrícolas judías para su sustento y aprovisionamiento, por lo que muchos judíos consiguieron huir desde las peligrosas ciudades conquistadas por los cruzados y refugiarse en los campos.
Después, a lo largo del siglo XII, la actitud de los cruzados se hizo algo más benevolente hacia los judíos permitiendo a éstos volver de los campos de las tierras de Israel a establecerse en ciudades como Ascalón, Cesarea, Tiro, Acre, etc. El conquistador Godofredo de Bouillon que conquistó Jerusalén con un auténtico baño de sangre impidió después, y durante largo tiempo, la entrada de judíos y musulmanes a la Ciudad Santa.
El célebre médico y Talmudista Maimónides (Rabbi Moshe ben Maimón o RaMBaM para los judíos) arribó en estas fechas a Israel desde su Sefarad (España) natal y logró penetrar en la Ciudad de David en octubre de 1166 d.C. (o 4926 Era judía) a escondidas con el objeto de visitarla, haciendo lo mismo después en Hebrón donde visitó la cueva de los patriarcas judíos. Es en esta época cuando, en 1210 d.C. liderados por el Rabbi jefe de la academia de Lunel Yonatan ben David ha-Kohen, trescientos rabinos judíos de Francia e Inglaterra junto a sus familias emigran a Israel (como vemos la vuelta a su tierra de Israel de los judíos no es cosa de los sionistas del siglo XIX y XX como nos quieren hacer creer).
No hay tampoco en esta época un estado o reino palestino.
Tras la invasión de los musulmanes Mamelucos, la Tierra pasó a ser una retrasada provincia gobernada desde Damasco. Hacia fines de la Edad Media la comunidad judía en la tierra de Israel estaba agobiada por la pobreza.
No hay estado o nación llamada Palestina.
Al comienzo de la era otomana en el siglo XVI, aproximadamente 1.000 familias judías vivían en el país, en su mayoría en Jerusalén, Nablus (Shjem), Hebrón, Gaza, Safed (Tzfat) y las aldeas de la Galilea (Se hace necesario decir que no había muchos más árabes). La comunidad estaba integrada por descendientes de los judíos que nunca abandonaron la Tierra, así como por inmigrantes de Noráfrica y Europa (Expulsados por los reyes católicos, etc.).
A lo largo de los siglos de dominación Turca, el número de judíos en Israel es cada vez más creciente, especialmente llegados huyendo de los pogromos antisemitas de la Rusia zarista y otras zonas de Europa. Estos judíos comenzaron a comprar tierras y pusieron en marcha prósperas explotaciones agrícolas.
Mientras tanto en estos años el movimiento sionista en Europa sueña con establecer un estado judío en las tierras del rey David. Este dominio acaba con la primera guerra mundial (los turcos fueron aliados de los alemanes).
No hay estado palestino o árabe tampoco en esta época.
Tras la derrota y caída del imperio Turco-Otomano al final de la primera guerra mundial, la provincia de Palestina pasa a ser parte del imperio británico.
Más tarde, reconociendo “la histórica conexión del pueblo judío con Palestina”, Gran Bretaña fue llamada a facilitar el establecimiento de un hogar nacional judío en Palestina-Eretz Israel (Tierra de Israel).
Dos meses más tarde, en septiembre de 1922, el Consejo de la Liga de las Naciones y Gran Bretaña resolvieron que las disposiciones para el establecimiento de un hogar nacional judío no regirían en el área al este del Río Jordán (futuro Reino de Jordania, hasta entonces inexistente: un invento occidental), que constituía tres cuartas partes del territorio incluido en el Mandato Británico y que eventualmente se convirtió en el Reino Hashemita de Jordania (una invención inglesa).
Tampoco hay en esta época ningún estado palestino o árabe.
COMO COMIENZA EL ACTUAL CONFLICTO ÁRABE ISRAELÍ:
El Sionismo y el Holocausto:
El Sionismo, al que los países árabes y pro árabes sujetos en muchos casos a la esclavitud del petróleo árabe-musulmán o a la esclavitud del odio irracional al judío quieren hoy presentar como “racismo”, no es más que la reflexión que se desarrolla como consecuencia de las persecuciones y holocaustos milenarios por parte de las naciones gentiles contra los judíos (Egipcios con Moisés, Asirios, Babilonios, Imperio Romano, Iglesia católico-Romana en Europa en la Edad Media, los zares rusos y sus pogromos o matanzas de judíos en el siglo XIX, el incipiente nazismo, etc. etc.) y que plantea la necesidad de definir la identidad de los judíos en el mundo moderno y la necesidad de establecer a los judíos en su tierra ancestral de Eretz Israel.
Figura destacable del sionismo en el siglo XIX fue Teodoro Herzl, al que se considera el fundador del moderno sionismo. Los sionistas compraron entonces durante estos años grandes extensiones de tierras desérticas e incultivadas a precios desorbitados en Israel a los diferentes caciques árabes que no veían ningún valor en las mismas.
Comenzaron a cambiar por medio de duro trabajo y una inquebrantable fe la fisonomía de estas desoladas tierras y a hacerlas fértiles estableciendo los famosos Kibbutz o granjas autogestionadas.
Hoy en día el visitante que vaya a esta tierra verá bosques a un lado de una carretera que al otro lado es desierto, cultivos de cítricos donde antes había eriales y pantanos y cosas similares que demuestran la diferencia entre el Dios de Israel que nos hace Hijos suyos y nos da libertad de escoger y forjar nuestro futuro y el dios del Islam, que en vez de hijos tiene esclavos que deben aceptar lo que les venga sin posibilidad de poder cambiarlo, bueno o malo, como voluntad de dicho dios.
El movimiento Sionista tuvo todo el derecho y necesidad de ser creado ya que poco después, en Europa, casi seis millones de judíos son sistemáticamente asesinados por la nación de Alemania en un proceso de muerte industrial. En esta guerra murieron en total unos 50.000.000 de personas en Europa.
Es un insulto a la inteligencia, una muestra asquerosa de antisemitismo y un oprobio a los millones de víctimas del nazismo comparar hoy la represión del estado de Israel con los “Palestinos” al nazismo que produjo tal cantidad de muertes en Europa.
Es de justicia también por ello recordar que desgraciadamente el Vaticano, con el papa Pío XII a la cabeza, firmó un concordato con el dictador fascista Mussolini en 1929 y otro con el nazi Hitler en 1933. El papa Pío XII jamás excomulgó al católico Hitler ni a sus católicos colaboradores (la mayor parte de los altos dirigentes el partido nacional-socialista y los colaboradores de Hitler eran de esa religión), ni levantaría la voz para condenar claramente el Holocausto o ayudar a los judíos.
Al respecto de su política antijudía y Roma, Hitler mismo afirmó el 26 de abril de 1933 en una reunión con el obispo católico-romano Wilhelm Berning de Osnabrük y monseñor Steinmann (prelados representantes de la iglesia romana en Alemania) que “me limito a hacer a los judíos lo que la iglesia católico-romana lleva haciendo 1.600 años“. Hemos de reconocer que al menos Hitler conocía bien la historia. Los prelados católico-romanos citados describieron más tarde sus charlas con Hitler como “cordiales y directas“. Sin comentarios.
Curiosamente, el dictador católico-romano español Franco, que ayudó a escapar a un gran número de judíos sefardíes europeos del Holocausto dándoles la nacionalidad española, y que evitó que España interviniese en la II Guerra Mundial como aliada de los genocidas Alemanes es el único que duró 40 años en el poder.
Las peores atrocidades documentadas en la segunda guerra mundial fueron cometidas por los monjes soldados católicos-romanos de la Ustashi o Ustasha croata, que habían cambiado en muchos casos la sotana por el uniforme -se puede buscar numerosa documentación al respecto en Internet- liderados por el católico Ante Pavelic contra serbios y judíos en los Balcanes (búsquese sobre este siniestro personaje en Internet para saber más del asunto). La iglesia Romana ayudó en los días inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial a escapar a Sudamérica a numerosos criminales de guerra para evitar así que fuesen juzgados y que hablasen de lo que el Vaticano sabía y había hecho. No se trata de hacer aquí apología anticatólica, sino de decir las cosas que sucedieron y que se pueden comprobar muy fácilmente para que (ojalá) nunca más se vuelvan a repetir.
Reflexione el lector porqué en el reciente conflicto de los Balcanes (de los años 90′ del siglo XX), las dos primeras naciones que se apresuraron a reconocer el estado católico Croata fueron el Vaticano y Alemania, y porqué a raíz de este hecho los Serbios (ortodoxos) comenzaron a ser presentados como los genocidas y los “malos” del conflicto. Como consecuencia de esta guerra aparece la primera nación musulmana europea: Bosnia.
Hoy en día la nación confesional del Vaticano es una de las pocas naciones en el mundo que no tiene relaciones diplomáticas con Israel y que sigue sin reconocer a este estado y su capital en Jerusalén.
En cierta ocasión leí: “Cuando Roma está en la minoría, es tan tierna como un cordero; cuando está en igualdad de posiciones, es tan astuta como un zorro; y cuando está en la mayoría, es tan feroz como un tigre”. Creo que esta es una descripción exacta de ciertas lamentables actitudes del catolicismo-romano (reconozcámoslo) a través de la historia. Ya decían los masacrados cristianos Valdenses Franceses en el siglo XI aquello de que “Entre el bando de los perseguidores y de los perseguidos, la Verdadera Iglesia siempre ha estado del lado de los perseguidos”. Diferenciamos aquí entre la Institución histórica llamada Iglesia Católica Romana y el pueblo de Dios o Iglesia que pueda haber en la misma (ver los primeros versículos del capítulo 18 del Apocalipsis). En justicia diremos que nadie se escapa de esta macabra lista de “dar ‘leña’ al judío”: Lutero el reformador se volvió furibundamente judeófobo al final de su vida y su último libro titulado “Contra los Judíos” (donde al parecer llega a hablar de forzarlos a convertirse al cristianismo o quemarles las sinagogas) fue usado también como justificación de su política antisemita por los nazis. Como vemos, aquí nadie se libra, y “quien esté libre de pecado, tire la primera piedra”…
No olvidar también la otra cara de la moneda, y recordar también como hubo muchísimos protestantes y muchos católicos que pese a las amenazas que pesaban sobre sus vidas, ayudaron a los judíos.
LA FUNDACIÓN DEL MODERNO ESTADO DE ISRAEL Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DE 1948. Primera agresión musulmana y primera victoria de Israel:
El Estado de Israel fue proclamado el 14 de mayo de 1948, de acuerdo con la legalidad internacional y el plan de partición de la ONU (1947) que dividía el protectorado inglés en Palestina -actuales Jordania e Israel- y no una inexistente nación o país de Palestina como se quiere hacer creer hoy en día, dando el 77% del territorio a los árabes (estableciendo el reino de Jordania que incluía los actuales territorios de la imaginaria “Palestina”) y el 23% para los judíos, y dejando Jerusalén como zona internacional. Los judíos aceptaron, pero los árabes no.
Menos de 24 horas más tarde, saltándose -ellos primero- la resolución de las naciones Unidas, los ejércitos regulares de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak lo invadieron, forzando a Israel a defender la soberanía que había reconquistado en su patria histórica y ancestral. En lo que pasó a ser conocido como la Guerra de la Independencia de Israel, las recientemente formadas y pobremente equipadas Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) rechazaron a los invasores en cruentos e intermitentes combates que se prolongaron por unos 15 meses, que demandaron más de 6.000 vidas (aproximadamente el uno por ciento del total de la población judía del país en ese momento).
Israel no solo ganó la guerra, sino que demás extendió su territorio de 8.000 Km2 a 21.000 Km2 en una legítima guerra de autodefensa frente a los árabes invasores -del mismo modo en que se establecieron en siglos pasados las actuales naciones occidentales-.
PARA REFLEXIONAR: Un ejemplo de esto en el seno de la misma Europa Occidental es por ejemplo Kaliningrado, la antigua Königsberg alemana y prusiana, que siendo el corazón de la cultura alemana moderna (por ejemplo el filósofo alemán Kant nació allí) hoy ha perdido toda su identidad germana al haber sido anexionada tras la segunda Guerra Mundial por la extinta Unión Soviética y hoy pertenece a Rusia que expulsó a la mayoría de sus habitantes alemanes y literalmente aniquiló todo vestigio de dicha cultura.
Los refugiados árabes que salieron de sus casas engañados con la promesa de sus “libertadores” invasores de que pronto no quedaría ni un solo judío en Palestina, aún hoy continúan exiliados y hacinados y sin recibir ayuda humanitaria (pero si para sus fines terroristas) en sus campamentos de refugiados de sus riquísimas y poderosas naciones hermanas: Así nace el problema de los refugiados “palestinos”. A lo largo de estas primeras guerras muchos árabes engañados por las naciones hostiles a Israel decidieron salir de sus tierras hacia campos de refugiados en zonas vecinas, con la viciada esperanza de que los judíos iban a ser exterminados. Los árabes que se quedaron en Israel, hoy disfrutan de ciudadanía Israelí, de todos sus derechos como ciudadanos y viven en la única democracia que hay en esa parte del mundo.
Es de justicia rechazar aquí, por no caer en un ciego maniqueísmo, los abusos y crímenes que aprovechándose de esta situación puedan haber cometido en el pasado o estar cometiendo en el presente el estado de Israel y la propia Autoridad Nacional Palestina y los grupos extremistas musulmanes con la población de los llamados “Territorios Ocupados” y las población de Israel y que no genera sino más odio, resentimiento, sufrimiento y dolor a ambas partes.
Durante los primeros meses de 1949, se mantuvieron negociaciones directas, bajo el auspicio de la ONU, entre Israel y cada uno de los países invasores (excepto Irak, que se ha negado a negociar con Israel hasta la fecha); el resultado fue acuerdos de armisticio que reflejaron la situación al término de los combates. La planicie costera, la Galilea y todo el Néguev, quedaron bajo la soberanía de Israel, Judea y Samaria (la Margen Occidental) pasaron a dominio jordano, la Franja de Gaza bajo administración egipcia, y la ciudad de Jerusalén fue dividida, controlando Jordania la parte oriental, incluida la Ciudad Vieja, e Israel el sector occidental. Esto es, tampoco entonces existió una imaginaria nación de “Palestina” como quieren hacernos creer a los crédulos españoles. A ningún árabe se le llamaba “Palestino” entonces, y por el contrario los mismos árabes insultaban y se mofaban de los judíos llamándolos “palestinos”.
LA GUERRA DEL SINAÍ DE 1956. Segunda agresión musulmana y segunda victoria de Israel:
Los años de construcción del estado fueron enturbiados por serios problemas de seguridad. Los acuerdos de armisticio de 1949 no solamente fracasaron en el intento de pavimentar el camino hacia una paz permanente, sino que fueron constantemente violados. En contradicción a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 1º de septiembre de 1951, se impidió el paso de barcos y de navegación israelí por el Canal de Suez; se agravó el bloqueo de los Estrechos de Tirán; las constantes incursiones de bandas de terroristas a Israel desde los países árabes vecinos para cometer asesinatos y sabotaje se llevaban a cabo con creciente frecuencia; y la península del Sinaí fue convertida gradualmente en una enorme base militar egipcia.
Después de la firma de una alianza militar tripartita entre Egipto, Siria y Jordania (octubre de 1956), la inminente amenaza a la existencia de Israel se intensificó: Egipto apostó 80.000 hombres armados en Sinaí, Siria 40.000 al norte de Israel, Jordania 40.000 al este, Arabia Saudita envió 20.000 soldados para ayudar a los Jordanos e Irak 5.000 para apoyar a los Sirios. La radio Egipcia comenzó a anunciar una “batalla tan grande donde los árabes tendrían un banquete en Israel” y un comandante Sirio que “acabarían en 4 días con Israel“. El líder egipcio Nasser anunció que “cualquier batalla contra Israel sería total y con el objetivo de destruir totalmente a Israel“. Los radares Israelíes detectaron vuelo de bombarderos con destino a Israel. En el curso de una campaña de ocho días las Fuerzas de Defensa de Israel tomaron la Franja de Gaza y toda la península del Sinaí, deteniéndose a 16 km. al este del Canal de Suez. La decisión de las Naciones Unidas de apostar una Fuerza de Emergencia de la ONU (UNEF) a lo largo de la frontera entre Israel y Egipto, y el otorgamiento de seguridades egipcias respecto a la libre navegación en el Golfo de Eilat, llevaron a Israel a aceptar una retirada por etapas (noviembre de 1956 a marzo de 1957) de las áreas conquistadas un par de semanas antes. Consecuentemente, los Estrechos de Tirán fueron abiertos, permitiendo al país desarrollar el comercio con los países de Asia y África Oriental, así como importar petróleo del Golfo Pérsico.
LA GUERRA DE LOS SEIS DÍAS 1967: Tercera agresión musulmana y tercera victoria de Israel.
Las esperanzas de alcanzar otra década de relativa tranquilidad pasaron a ser cada vez más remotas con la escalada de las incursiones de terroristas árabes a través de las fronteras de Egipto y de Jordania, los persistentes bombardeos de la artillería Siria contra asentamientos agrícolas en el norte de la Galilea, y el masivo equipamiento militar de los países árabes vecinos. Cuando Egipto nuevamente trasladó grandes cantidades de tropas al desierto del Sinaí (mayo de 1967), ordenó a las fuerzas de paz de la ONU (desplegadas desde 1957) retirarse de la zona, reimpuso el bloqueo a los Estrechos de Tirán y estableció una alianza militar con Jordania, Israel se encontró ante ejércitos árabes hostiles en todos los frentes. Dado que Egipto había violado los arreglos acordados después de la Campaña del Sinaí (1956), Israel apeló a su derecho inherente de defensa propia frente a la superioridad numérica y militar árabe lanzando (5 de junio de 1967) un ataque preventivo contra Egipto en el sur, seguido por un contraataque a Jordania en el este y la expulsión de las fuerzas sirias atrincheradas en las Alturas del Golán en el norte desde donde bombardeaban constantemente Galilea.
Al término de seis días de combate, las líneas de cese de fuego anteriores fueron reemplazadas por otras nuevas, quedando bajo control israelí Judea, Samaria, Gaza, la península del Sinaí y las Alturas del Golán. Consecuentemente, los poblados del norte del país fueron liberados tras 19 años de constante bombardeo sirio; se aseguró el paso de embarcaciones israelíes por el Canal de Suez y los Estrechos de Tirán y Jerusalén, que había estado dividida entre Israel y Jordania desde 1949, fue reunificada bajo autoridad israelí. Israel pasó de tener 21.000 Km2 a poseer 67.000 Km2 de territorio. Jerusalén, la ciudad santa del judaísmo, reunificada, pasó a ser considerada entonces la “eterna e indivisible capital de la nación de Israel“.
La Biblia judía y cristiana se refiere en el Antiguo y Nuevo Testamento casi 1000 veces a la ciudad de Jerusalén de modo directo, y un número indefinido de veces como “la ciudad de David”, “Sión” y expresiones similares.
PARA REFLEXIONAR: ¿Sabe Ud. cuantas veces el Corán se refiere a Jerusalén?: Le subrayo la respuesta y se la pongo en mayúsculas para que se lea bien: CERO. Es una falacia y una gran mentira cuidadosamente inventada el llamar a la ciudad del Dios de Israel, la “tercera ciudad santa del Islam”.
LA GUERRA DEL YOM KIPUR 1973: Cuarta agresión musulmana y Cuarta victoria de Israel.
Tres años de relativa calma en las fronteras fueron destrozados en Yom Kipur (Día de la Expiación), el más sagrado día del año judío, cuando Egipto y Siria lanzaron un sorpresivo y cobarde ataque coordinado contra Israel (6 de octubre de 1973), cruzando el ejército egipcio el Canal de Suez, y penetrando las tropas sirias en las Alturas del Golán. Durante las siguientes tres semanas, las Fuerzas de Defensa de Israel invirtieron el sentido de los combates y repelieron a los atacantes, cruzaron el Canal de Suez hacia territorio egipcio y avanzaron hasta 32 km. de la capital Siria, Damasco.
Israel pulverizó a sus enemigos. Fue otra victoria de un país pequeño y de un ejército pequeño, pero con la razón moral y un Gran Dios a su lado.
Dos años de difíciles negociaciones entre Israel y Egipto y entre Israel y Siria, lograron acuerdos de separación de fuerzas, según los cuales Israel se retiró de partes de los territorios capturados durante la guerra. Pese a esto Israel pasó de poseer 67.000 Km2 a tener 88.000 Km2 conquistados en legítimas guerras de autodefensa (del mismo modo que el 100% de las naciones modernas son resultado de conquistas de ciertos pueblos sobre otros en guerras en el pasado, aunque en este caso con la salvedad de que han sido guerras de autodefensa).
LA BUENA VOLUNTAD DE ISRAEL: Tratado de paz con Egipto y devolución de la península del Sinaí.
El ciclo de rechazos árabes a los llamados israelíes de paz fue roto con la visita del presidente de Egipto Anwar Sadat a Jerusalén (noviembre de 1977), seguida por negociaciones entre Israel y Egipto bajo los auspicios de Estados Unidos. Los Acuerdos de Camp David (septiembre de 1978), contenían un marco para una paz comprehensiva en el Medio Oriente, incluyendo una detallada propuesta para el autogobierno de los palestinos. El 26 de marzo de 1979, Israel y Egipto firmaron un tratado de paz en Washington D.C. poniendo término a 30 años de beligerancia entre ambos países. De acuerdo con los términos del tratado, Israel se retiró de la Península del Sinaí, reemplazando las anteriores líneas de cese de fuego y los acuerdos de armisticio por fronteras internacionales mutuamente reconocidas.
Algunas de las naciones africanas, que habían roto relaciones con Israel como resultado de presiones árabes, reanudaron los contactos en los años 80, otorgando un renovado impulso a las relaciones económicas, así como al restablecimiento de relaciones diplomáticas formales.
CONCLUSIONES:
Nunca ha habido un estado “Palestino” en tierra de Israel. Israel no le ha quitado la tierra impunemente a ningún país árabe, estado o nación llamada “Palestina”.
Los árabes “palestinos” (en realidad son más “ex-jordanos” que otra cosa) son en gran medida víctimas inocentes de sus dirigentes corruptos, del odio fundamentalista de su religión contra judíos y cristianos y de la política de mano dura del Estado de Israel como consecuencia del conflicto. Los desgraciados refugiados árabes (a los que ahora llamamos “palestinos“) son usados por las naciones árabes como carnaza contra Israel y otros países de cultura y valores morales judeo-cristianos.
Israel en su momento si aceptó la partición en paz de la tierra entre árabes y judíos, pero las constantes agresiones sufridas le han llevado a su actual política de mano dura, que no justificamos de ningún modo, aunque humanamente, conociendo como son las cosas, entendamos en esta WEB, ya que toda nación tiene el derecho y la obligación de defender a sus ciudadanos, y más de una amenaza tan grave como es una religión que permite a sus hijos hacerse estallar con una carga de bombas matando indiscriminadamente al máximo número de víctimas inocentes posible.
Golda Meir dijo que el conflicto acabaría cuando el amor de los musulmanes hacia sus hijos fuese mayor que el odio de los musulmanes hacia los judíos.
Israel es la única democracia en el entorno del mundo musulmán, sus ciudadanos árabes o musulmanes tienen los mismos derechos que un judío, tienen representación en el Knesset (parlamento israelí) con varios diputados, libertad de culto, etc. Los judíos podrían haber cerrado al acceso a los árabes a las Mezquitas del Monte del templo, en tierra israelí, pero no lo han hecho, mientras los palestinos han hecho explotar y profanado varios monumentos judíos en sus territorios como por ejemplo la Tumba de José el patriarca.
Israel hace frente a un enemigo especial: El Islam, que ha jurado literalmente (y en muchísimas ocasiones) “destruir Israel y echar a todos los judíos al mar“. No estamos hablando de una guerra normal o de un conflicto como tantos otros que desgraciadamente se dan en otras zonas “calientes” del globo, aquí no se trata de otra cosa que de una guerra de supervivencia donde el pueblo de Israel se juega el desaparecer para siempre de la faz de la tierra en un holocausto que dejaría el de Hitler en una mera anécdota.
Nuestros valores cristianos occidentales son de origen judío (pese al desgraciado e ignorante antisemitismo del catolicismo-romano a lo largo de siglos y el de la progresía nacional actualmente) y nuestro Dios, el Dios del Nuevo Testamento no es el dios del Islam o de Roma, sino el Dios de Israel (Si: el Dios de la Biblia tiene apellidos: El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob o Israel). Nuestro Mesías es Yeshua el judío de Belén, llamado el Nazareno, el hijo de la virgen judía Miriam. Nuestro Nuevo Testamento es un libro escrito por judíos que nunca dejaron de serlo y sus valores son netamente judíos. Nuestra cultura occidental, pese a sus contradicciones y fallos, tiene sus raíces y valores morales basados en la Biblia judía: Libertad de conciencia, solidaridad, compasión, amor…
El Islam ve a los occidentales (no hay más que traducir un sermón cualquiera de una mezquita cualquiera en Europa) como gente débil, manipulable, sin moral ni principios, que “deja a sus hijas y mujeres vestir como ‘prostitutas’” y cuyos hombres “se dejan dominar por las mujeres”, “cada día más afeminados”, “esclavos de la pornografía” y de la falta de moral, etc.
Hoy el antisemitismo o judeofobia ancestral ha encontrado su justificación y canal de desarrollo en el conflicto entre Árabes e Israelíes, y esta enfermedad: la Judeofobia, es una de las más antiguas y extendidas de la tierra (la vacuna se halla en el judío Jesús de Nazaret y su Mensaje de reconciliación). ¿No estará el amable lector afectado de la misma?.
Sin embargo, desgraciadamente, no hay un solo país musulmán o árabe democrático en el mundo. Las palabras democracia y derechos humanos son incompatibles con la cultura y el mensaje del Islam. No hay libertad religiosa en esos países, y mientras tanto, nosotros en nombre de una malentendida tolerancia (en realidad por necesidad de petróleo) les dejamos plantar mezquitas y centros islámicos desde donde se preparan atentados criminales en los nuestros. No hay derechos humanos, respeto por la mujer, libertades públicas, etc.
¿En que se invierte el dinero del petróleo? ¿En universidades …?, ¿En hospitales..?, ¿En escuelas…?, ¿En autopistas…? ¿hay ONG’s musulmanas altruistas en países del tercer mundo?…
¿Dónde está el Islam que según cuenta la leyenda en Al-Andalus (España) levantó una de las culturas más ricas y refinadas de la época tanto por su arquitectura, las ciencias, las letras, etc.?, El Islam que permitió la convivencia más o menos cordial durante un mítico reinado de prosperidad de las tres culturas: Árabe, Cristiana y Judía, ¿Volverá a existir?, ¿Existió realmente o fue solo un espejismo ilusorio?
Desgraciadamente pese al mito creado artificiosamente al respecto, esta historia que nos están queriendo vender de las tres culturas viviendo cordialmente jamás se dio bajo el Islam en Al-Andalus ni en ningún otro sitio como puede comprobar cualquiera que se moleste en estudiar un poco de historia.
Nuestro deber como cristianos es orar por Israel, bendecir y consolar a esa nación y pedir por la paz de Jerusalén. Nuestro deber como cristianos es orar por los musulmanes, amarles y pedir que haya paz y que conozcan al verdadero Dios: el Dios de Israel y a Su Hijo Jesús, el Dios de la misericordia y del amor. Aunque sabemos que no habrá paz, hasta que el Príncipe de Paz, el Mesías de Israel vuelva y establezca Su Reino, según está escrito.
PARA REFLEXIONAR:
Por poner un ejemplo bastante obvio -y que he encontrado en varios sitios en la Red- de la visión irracional del asunto: Desde 1994, año de la invasión de Chechenia, los rusos han causado unas ¡¡200.000 víctimas civiles en una población minoritaria estimada en unas 1.200.000 personas!!! ¡¡200.000 víctimas en dos décadas: Una verdadera carnicería!! ¿Ha ido alguien en España a apedrear las embajadas rusas? ¿Ha dicho algo al respecto el antisemita Willy Toledo? Israel sin embargo, en varias guerras empezadas por los países árabes con varios centenares de millones de habitantes, con el objeto de aniquilarlos y borrarlos del mapa, intifadas y demás, ha causado unas 60.000 víctimas desde 1948. Aquí sí que les acusamos de genocidas, de asesinos y demás…
¿Y EL FUTURO?:
¿Traicionará occidente a Israel para contener la furia del Islam y de su siempre sediento de sangre “dios” Alah?
Para que el lector reflexione sobre los actuales acontecimientos mundiales, nos remitiremos a una serie de escritos proféticos de la Biblia que nos hablan del futuro de Israel como nación. El lector creyente podrá tomárselos como verdad indiscutible o verdad a medias. El Lector no creyente como metáfora o señal de lo que son o pueden llegar a ser las cosas:
Las cosas no van a ir a mejor, los escritos proféticos del Antiguo y Nuevo Testamento hablan de un personaje, al que los cristianos llaman desde antiguo “anticristo“, y los judíos “inicuo” u “hombre de pecado” que, según parece en nombre de la paz y de la concordia y globalización en el mundo, instaurará un super gobierno mundial, una religión global ecuménica posiblemente apoyándose en un primer momento en el propio Vaticano (ver Apocalipsis 17), y un absoluto control sobre todas las cosas y personas.
Este líder político-religioso mundial hará un pacto de paz con Israel que durará tres años y medio (la mitad de la semana de la que habló el profeta Daniel), periodo tras el cual mostrará su verdadero rostro, profanando el reconstruido Tercer Templo de Salomón (que ciertos judíos ortodoxos tratan de levantar ya hoy en día, teniendo todas las cosas -hasta las piedras- preparadas para ésta construcción). La Palabra de Dios dice:
“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador” (Daniel 9:27)
“Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora. Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará” (Daniel 11: 31-32)
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios“ (2ª Tesalonicenses 2:3-4)
Tras estos acontecimientos, al parecer una coalición mundial de naciones gentiles (como las que hoy en día, para tratar de mantener la paz en oriente, pretenden crear un estado palestino en Israel), se levantará contra la nación de Israel:
“He aquí, el día de YHWH viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá YHWH y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá YHWH mi Dios, y con él todos los santos.” (Zacarías 14:1-5)
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.” (Apocalipsis 19:11-21).
No deja de ser un consuelo saber que al final, el Dios de Israel, como siempre, saldrá victorioso y pondrá en vergüenza a las naciones que durante tanto tiempo han avergonzado al pueblo judío. Dios no se olvida de sus promesas sobre Israel.
Cuando Ud. escuche en los medios de comunicación resoluciones injustas en la ONU contra Israel, así como llamados de las naciones occidentales, y especialmente de los USA, que poco a poco irán dejando solo a Israel, para que se forme una nación Palestina en la tierra que Dios prometió a Su pueblo, con el fin de contener la furia del Islam y de su dios Alah, que no es el mismo dios que el Dios de la Biblia -no confundamos al dios luna babilónico de la tribu de Mahoma con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob y Padre de nuestro Señor Jesús. No blasfememos el Nombre de Dios confundiéndolo con un ídolo de los muchos que había en la Meca en la época de Mahoma; cuando Ud., amigo lector, escuche este tipo de noticias, reflexione sobre este escrito.
Los medios de comunicación del mundo le tratarán de contar una versión distorsionada y maquillada de las cosas presentando siempre a judíos como agresores sin piedad (pese a los centenares de muertos judíos bajo los ataques terroristas árabes) y a los árabes únicamente como víctimas (que también lo son -sería injusto y falso decir otra cosa- en una situación de guerra lamentable como la que hay allí). Un día le mencionarán en pequeños titulares sobre un ataque suicida contra Israel (no le hablarán de los niños judíos que también mueren en dichos ataques) y al día siguiente todos los titulares de prensa le mencionarán en portada las “agresiones” y “asesinatos” del ejército de Israel contra las población “Palestina” en represalia por lo acontecido el día anterior. Así son las cosas, no hay más que leer con cuidado la prensa española y compararla con la de Francia, UK, etc.
Yo desde este humilde y resumidísimo escrito le desafío a que contraste Ud. las informaciones que he dado con libros de historia para que compruebe si son así, y que esté atento a los acontecimientos de los próximas años (o meses, o dias) entorno a la cuestión entre Judíos y Árabes. Si es Ud. creyente, no deje de orar por unos y por otros.
Que el Único y Verdadero Dios, el Dios de Israel, le bendiga.
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